Psicología de la Meditación, la Psique de Vuelta a Casa
Infocop 11/07/2007
Autor: José M. Prieto: La
trayectoria universitaria de José María Prieto, se ha desarrollado en la
Universidad Complutense de Madrid, al margen de numerosas estancias
académicas y profesionales en muy diversos países. Es catedrático de
Psicología del Trabajo en la Facultad de Psicología de la Complutense
desde el año 2000 y dirige el Departamento de Psicología Diferencial y
del Trabajo de la misma Facultad. Además, tiene cuatro sexenios
reconocidos como investigador universitario, algo de lo que muy pocos
docentes se pueden vanagloriar. En los últimos años, ha venido
desarrollando una fructífera línea de investigación sobre Meditación y
los vínculos que ésta y la tradición oriental mantienen con la
Psicología.
La Psicología parece estar volviendo su
mirada hacia técnicas como la meditación o el mindfulness , que
recuperan la importancia de la atención y la conciencia, y se centran en
el momento presente. Si bien es cierto que las técnicas meditativas no
son desconocidas, al menos en la teoría, para una gran parte de la
población, la realidad muestra que la imagen que se tiene de las mismas
se distancia de la realidad científica que las sustenta.
Infocop Online, haciéndose eco de este
movimiento, vinculado a las terapias psicológicas de tercera generación,
ha querido conocer el punto de vista de diferentes psicólogos cuya
trayectoria profesional se haya ligada, de una u otra manera, a las
técnicas meditativas y las terapias de tercera generación.
De vez en cuando conviene recordar que las señas de identidad de la Psicología se nutren de dos palabras griegas, psique y logos. Para entender los nexos entre la Psicología y Meditación ambas palabras son relevantes.
En griego clásico psiqué significa respiración, soplo, aliento y la palabra afín en chino es qi, chi. Es algo más que mera coincidencia que ambas palabras se pronuncien de forma parecida en ambas lenguas: psi, chi. En su evolución “psiqué” y “chi”
han venido a significar energía vital, flujo, espíritu, fuerza. Subyace
un cambio de perspectiva. Al poner el énfasis en la energía se subraya
que la realidad básica no es material frente a quienes en Psicología (en
Medicina, en otras ciencias, en otras disciplinas) insisten en que la
realidad básica es material. La palabra qui, chi, está abriéndose camino en la lengua española contemporánea a través de la denominación de actividades como tai-chi, chi-king, gigong. El que se escriba qi o chi es una secuela de utilizar el sistema Pinyin o Wade-Giles en la transcripción de los logogramas chinos a los caracteres latinos. Prana
es la palabra afín en sánscrito y su uso es central en la práctica del
yoga a través de determinados ejercicios de respiración profunda
denominados Pránáyáma.
El papel que se da a la noción de
“psiqué” (en la Psicología occidental) “qi”, “ki”, “prana” (en la
Psicología oriental) no es baladí. La consecuencia directa es dar
entrada (o pasar por alto) la conciencia y los estados de conciencia en
la actividad psicológica a través de la docencia, de la investigación,
del ejercicio profesional. Hay épocas y enfoques en los que la
conciencia ha estado presente o ha estado ausente. En el habla cotidiana
mencionar la conciencia es aludir a la Psicología como disciplina
especializada en el estudio científico de la condición humana. “La
conciencia es nuestra visión del mundo en primera persona” señala Susan
Blackmore, ex-profesora de Psicología, en su libro “Consciousness: an introduction“, publicado en el año 2003.
Ésta es la tradición que recuperan
quienes introducen la meditación como una práctica que los profesionales
de la Psicología deben conocer para asumirla como pertinente o
impertinente en su propia higiene mental y emocional, en las pautas de
actuación que mantienen con sus clientes, con sus pacientes.
La meditación occidental: pensar, discurrir, imaginar.
En la cultura occidental la palabra
“meditar” viene a significar “aplicar con profunda atención el
pensamiento a la consideración de una cosa, o discurrir sobre los medios
de conocerla o conseguirla”, según se reseñaba en el tomo XXXIV de la
Enciclopedia Universal Ilustrada (1923). Meditar tiene que ver con
pensar, discurrir sobre algo, es decir, lógos a gusto del consumidor.
En la iconografía clásica solía
representarse a la meditación como una mujer madura con la cabeza
reclinada sobre una mano, con la mirada baja, sentada con gran
recogimiento y compostura. Como trasfondo un ambiente de estudio:
libros, una esfera, figuras geométricas, objetos curiosos. Se trataba,
pues, de la meditación de índole filosófica que ha dado lugar a
numerosas obras que llevan Meditación como título en la portada. August
René Rodin (1840-1917) consolidó el prototipo estético de la persona que
filosofa y medita en “El Pensador”, estatua de la que existen varias
copias todas ellas originales en distintos museos. Francisco de Goya
(1746-1828) optó por retratar meditabundo a Gaspar de Jovellanos
(1744-1811) en el retrato que puede disfrutarse en el Museo del Prado.
Trató de realzar la figura del político y hombre de estado que meditaba
antes o después de tomar decisiones. Por algo Jovellanos es considerado
el máximo representante de la Ilustración española, es decir,
afrancesado. Hasta el retrato de Jovellanos solía representarse a los
Grandes de España de pie, de rodillas o a caballo, guerreando o cazando.
Poco o nada de meditaciones librepensadoras. Ahora el Rey y el Príncipe
tienen a gala ser retratados como deportistas.
Una segunda acepción de la palabra
meditar en la ya citada Enciclopedia era “considerar y discurrir
intelectualmente sobre un misterio de nuestra santa fe o sobre materia
moral, para aprovechamiento y fruto espiritual” (p. 160). Aquí la
meditación adquiere connotaciones arcanas, misteriosas, morales,
virtuosas. En los entornos monoteístas la meditación suele integrarse en
ceremonias y ritos donde se invita a los creyentes a imaginar
contemplativamente a la Deidad, llámese Yahvé, Zeus, Dios, Alá,
irrepresentable para musulmanes y judíos. Nada de esto ocurre en la
tradición budista: nada que decir respecto a la divinidad.
“La meditación puede versar sobre todo,
aun sobre un fin depravado, y así se medita también hacer una acción
mala. Pero la palabra conserva toda su dignidad” sigue indicándose en la
citada enciclopedia (p. 158). Es decir, los contenidos de la meditación
pueden ser benévolos o malévolos; por sí misma, meditar es una
actividad que acaece en “el santuario de la conciencia”. Esta expresión
sirve de eslabón entre ambas tradiciones.
La meditación oriental: atención, atención, atención.
En la cultura oriental la palabra
“meditación” tiene que ver con la realización de unos ejercicios de
respiración y con el dominio de unas técnicas de concentración y
recogimiento espiritual. Esta distinción tiene su trasfondo histórico en
Europa y Estados Unidos.
En los textos de habla inglesa utilizan
la palabra “mind”, es decir, mente y ello suele entrañar connotaciones
mentalistas. En los textos de habla francesa utilizan la palabra
“esprit”, es decir, espíritu y ello conlleva connotaciones
espiritualistas. Lo que está en juego es la palabra “psique” traducible
como mente o como espíritu a conveniencia.
En la cultura de habla inglesa del siglo
XIX, miembros activos de las llamadas sociedades teosóficas se
dedicaron a traducir textos budistas, taoístas. La Teosofía es una vieja
disciplina neoplatónica que surgió en el siglo III y que contó con un
número creciente de adeptos a partir del siglo XV. Subrayaban el papel
de la intuición en el conocimiento inmediato y directo de cuanto tiene
que ver con la divinidad y abordable en términos filosóficos. Relegaban a
un segundo plano el papel de la fe y de la revelación divina. De ahí el
énfasis en el uso de la palabra “mente”.
En la cultura de habla alemana primero, y
luego francesa, del siglo XIX se abrió paso una disciplina filosófica,
conocida como Fenomenología, cuyo punto de mira era el estudio de los
fenómenos fundamentales dejando a un lado todo juicio a prejuicio, toda
creencia para que pueda aflorar la conciencia pura. Sus figuras más
destacadas fueron Emmanuel Kant (1724-1804), George W. F. Hegel
(1770-1831), Edmun Husserl (1859-1938), y Maurice Merlau Ponty
(1908-1961). Enfatizaron el uso de la palabra espíritu. Esta tradición
está presente en el Derecho español, ajeno al positivismo.
En la cultura de habla hispana ambas
tradiciones han tenido cierta influencia en algunos países de
Hispanoamérica pero poca o nada en España, donde prevaleció la filosofía
tomista y escolástica en las universidades. Los escasos pensadores
aficionados a las lecturas teosóficas o fenomenológicas marcharon al
exilio, desterrados, vetados para la docencia, perseguidos por las
buenas o por las malas. Muy distinta habría sido la cultura y la
política española si José I Bonaparte (1768-1844) hubiera podido reinar
desde 1808 hasta su muerte o si el reinado de Amadeo I de Saboya
(1845-1890) se hubiese mantenido desde 1870 hasta su muerte. A ambos les
hicieron la vida imposible durante los cinco o los tres años de sus
respectivos librepensadores reinados.
Estas escuelas teosófica y
fenomenológica se abrieron paso en España a partir de 1960 en las
maletas de los pocos turistas españoles que hablaban inglés, francés o
alemán, o a través de editoriales radicadas en México o en Argentina, y
poco a poco también en España.
En los ejercicios respiratorios en las
técnicas meditativas orientales se trabaja la atención, la atención
plena y continuada, la contemplación. Se trata de estar plenamente
conscientes en cada lugar y momento. Es decir, se sitúa el logos
entre paréntesis, brillando por su ausencia en los estados meditativos.
El prototipo estético es cualquier estatua de Buda sentado en posición
de loto, sentado con los michelines al aire, tumbado a punto de echarse
un sueño o con cara de buenos días al despertar. En los entornos
budistas, taoístas no hay ningún ser supremo en quien pensar o imaginar,
ya que la realidad es impensable y carece de nombre.
El foco central de la meditación es,
pues, la atención, proceso psicológico que se estudia como una
asignatura troncal en la carrera y que practican los estudiantes tomando
apuntes en el aula. Esa no es la atención con la que se opera al
meditar.
Psicología = Psique, Mente, Espíritu Consciente
Aristóteles (384-322 a. e. c.) matizó que psiqué
también significaba “mariposa”. De ahí la utilización de una mariposa
volando para aludir a la mente inquieta y de una mariposa en reposo para
representar la mente contemplativa. Durante siglos la mariposa ha sido
símbolo hermético de los estudios psicológicos, el logo de numerosas
sociedades de psicología. De hecho la representación gráfica de la letra
psi deriva de dibujar el cuerpo central del insecto y la parte superior
de ambas alas. Los modernos diseños tridimensionales convierte la psi
en un tridente, ignorando que la clave está en el mariposeo vital, la
respiración.
A lo largo del siglo XX la noción de psiqué
fue relegada al baúl de los recuerdos en Psicología de la mano del
positivismo y del materialismo. Ahora bien, a lo largo de las últimas
dos décadas las llamadas neurociencias han vuelto a abordar los estados
de conciencia como asunto de estudio y paulatinamente la psiqué,
con distintos disfraces, se ha situado en un primer plano de la
investigación y de la acción psicológica. Determinados estudiantes y
profesores de Psicología viajaron a Oriente durante las décadas de 1970
en adelante con becas de postgrado o de formación continua. Algunos
cayeron en la cuenta de que una parte de los fenómenos psicológicos no
se abordaban de modo suficiente a través de los paradigmas conductuales,
cognitivo-conductuales, social, psicoanalítico. En las décadas de 1990 y
del 2000 algunas de esas personas peinan ya canas, tienen consolidadas
sus plazas o tienen una clientela estable, y están en condiciones de
indagar de nuevo en la psique humana, compartir sus hallazgos o publicar
sus constataciones, desarrollos y propuestas.
Hitos en Psicología de la Meditación
En esta andadura hay algunos hitos que
son poco o nada conocidos en los ambientes académicos o profesionales de
la Psicología española. En 1971 Claudio Naranjo y Robert Ornstein
publicaron un libro titulado “Sobre la Psicología de la Meditación” cuya
escritura estuvo plagada de desavenencias. No volvieron a escribir
juntos. Naranjo es un psiquiatra chileno contratado entonces como
investigador asociado en la Universidad de California en el Instituto de
Investigación y Evaluación de la Personalidad. Su campo de interés y
ejercicio profesional durante los años siguientes ha sido la Psicología
Gestáltica. Ornstein era un profesor asociado de Psicología en la
Universidad de California y a lo largo de las décadas ha publicado
varios libros sobre los estados de conciencia y el funcionamiento de la
mente meditativa. El libro fue publicado bajo los auspicios del
Instituto Esalen, destacado centro de investigación y desarrollo
especializado en “explorar los nexos en común entre Ciencias de la
Conducta, Filosofía y Religión a la hora de abordar los valores y
potencialidades de la existencia humana”. En los entornos
académicos y profesionales españoles durante décadas se ha procurado
incrementar el distanciamiento entre esas tres vertientes del saber y
del hacer contrastado.
El segundo hito fue un libro que publicó
en 1987 la editorial Clarendon Press, del Grupo Oxford University
Press, titulado “La Psicología de la Meditación” y dirigido por Michael
West, entonces investigador estable de la Unidad de Psicología Social y
Aplicada de la Universidad de Sheffield. Cada uno de los diez capítulos
fue escrito por diez autores distintos, destacando tres capítulos que
reseñan investigaciones que utilizan la meditación como variable
independiente y tres capítulos que analizan las secuelas de utilizar la
meditación en psicoterapia. Este libro no fue traducido al español.
Michael West es un muy destacado experto en la Psicología de los grupos
de trabajo en entornos laborales y productivos. La terminología que
utiliza tiene raigambres meditativas en determinados pasajes. En el
jardín de su casa suele meditar al atardecer.
El tercer hito lo marcó James Austin,
profesor emérito de Neurología en el Centro de Ciencias de la Salud en
la Universidad de Colorado y actualmente profesor de neurología Clínica
en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Missouri. En
1998 publicó un libro titulado “Zen y Cerebro” en el que combinaba
capítulos que reseñan con minucia el estado de la cuestión en la
investigación de laboratorio y capítulos escritos desde la óptica Zen,
que conoce a fondo por haberse iniciado en ella a partir de un período
de estancia como profesor invitado en una universidad japonesa. En el
año 2006 ha publicado una segunda parte “Reflejos entre Zen y Cerebro”,
donde incorpora los hallazgos de investigaciones llevadas a cabo con
resonancia magnética funcional. Ambos libros están publicados por el
Massachussets Institute of Technology (MIT) y ninguno ha sido traducido
al español por su alto grado de especificidad.
El cuarto hito lo constituyen una serie
de libros escritos por psicólogos y publicados por editoriales como
Kairos, Desclée de Brouwe, La Liebre de Marzo. Provienen de escuelas de
investigación y actuación psicológica con etiquetas como “Psicología
Transpersonal”, “Psicología Humanista”, “Psicología Positiva”,
“Inteligencia Emocional”, “Fluir”, “Psicoterapia Zen”, “Crecimiento
Personal”, “Focusing”, “Post-Rogerianos”. En la trastienda aparecen
referencias explícitas o implícitas a la meditación. La mayoría de estos
libros suelen aparecer muy poco en la bibliografía recomendada de los
cursos que se imparten en las universidades españolas. Ahora bien,
llegan a un público bastante amplio por las sucesivas ediciones que se
comercializan. Buena parte de los Psicólogos académicos y profesionales
desconocen o minusvaloran estas líneas que son estrictamente
psicológicas y se nutren de fuentes ocurrentes como “el directivo al
minuto” o “lo que nunca le enseñaron a la universidad”.
Psicología de la Meditación en marcha
En la facultad de Psicología de la
Universidad Complutense se puso en marcha, en la primavera del año 2001,
un seminario monográfico titulado “Psicología y Meditación Zen” al que
asistieron con una regularidad superior al 90% un grupo de 30 alumnos de
Psicología exclusivamente. En los cursos 2004/2005, 2005/2006,
2006/2007 ese seminario pasó a ser una asignatura de libre configuración
con cuatro créditos y medio (45 horas) cuyo cupo máximo, 30 personas,
se ha cubierto al segundo o tercer día del inicio del período de
matrícula. Se trata de sesiones prácticas donde se ejercita la
meditación en movimiento y en quietud, donde se analizan textos clásicos
y contemporáneos así como documentales en DVD sobre experiencias
meditativas transculturales. El examen final es un ejercicio de
autoevaluación a partir de unas preguntas abiertas y de ciertas
anotaciones en una libreta a lo largo del curso siguiendo unas
directrices.
En el mes de mayo de 2006 se puso en
marcha un grupo de trabajo en la sede del Colegio Oficial de Psicólogos
de Madrid con la denominación “Psicología y Meditación” y en el que
están inscritos unos 50 colegiados y no colegiados.
Se encuentra con una lista de discusión
vía correo electrónico y asisten los estudiantes de Psicología que lo
solicitan como invitados. Cada mes hay una reunión en la que se discuten
y planean actividades, una de ellas la programación de talleres
específicos y otra la configuración de un corpus terminológico propio
que permita consolidar un marco de referencia conceptual y una
metodología y práctica.
Durante el año 2007 se han lanzado dos
cursos titulados “Psicología de la Meditación y Bienestar Personal”
dirigidos al personal sanitario que trabaja en el Instituto de
Adicciones del Ayuntamiento de Madrid, con un número máximo de 25
alumnos por edición. Se abordan los siguientes asuntos y ejercicios:
Estados de Conciencia: dualidad versus no dualidad, Meditación de pie y
en movimiento, Respiración, atención consciente, relajación, meditación
sedente y caminante, Estados de conciencia: quietud, lucidez, vivencia
del tiempo y del espíritu. Se trabaja además con material audiovisual,
con agendas, con póster, con esquemas. Se siguen los pasos de dos
pioneros en este área Timothy Leary (1920-1996) y Richard Alpert (que
cambió su nombre a Ram Dass). Iniciaron la ruta psicodélica (“Harvard
Psilocybin Project”) siendo profesores de Psicología en la Universidad
de Harvard y destituidos ambos en 1963 como secuela directa de la movida
de estudiantes y no estudiantes que acudían al campus deseosos de
participar en experiencias psíquicas alucinantes. Alpert prosiguió su
andadura como gurú y Leary con sus experimentos, el último de los cuales
consistió en situar sus propias cenizas en el espacio dando vueltas a
la tierra en una cápsula lanzada vía satélite.
Para el curso 2007/2008 en el Instituto
Universitario de Ciencias de las Religiones
(http://www.ucm.es/info/iucr/) en la Universidad Complutense se ha
programado una asignatura de doctorado titulada “Psicología y Meditación
Budista”, que aborda el siguiente temario: ¿Filosofía Budista o
Psicología Budista?, Budismo en Oriente y en Occidente, Meditación
Budista y estados de conciencia, Aprender a meditar en quietud y en
movimiento, Respiración, relajación y contemplación, Atención,
ecuanimidad, sabiduría, espiritualidad, La lucidez mental, emocional y
espiritual, Psicología del despertar: la Iluminación, La vivencia
consciente del tiempo, Meditación, bienestar psicológico y espiritual,
Meditación, conciencia y cerebro, Ética y comportamiento: las ocho vías y
los cinco preceptos, meditación, Investigación y actuación profesional,
Expresión artística y poética de vivencias contemplativas.
La inadecuación de la lengua española
La lengua española constituye una
barrera a la hora de estudiar y expresar nociones psicológicas en el
ámbito de la meditación muy acuñadas en otras lenguas. Por ejemplo,
términos como “awareness”, “mindfulness” y “consciousness” suelen
traducirse los tres como conciencia cuando en realidad subyacen nociones
con connotaciones que las diferencian. Lo mismo ocurre con expresiones
como “self” y “no self” que aluden al sujeto como objeto que en francés
se expresa como “moi” y que en español resulta un vocablo intraducible e
inestable. Hay una determinada modalidad de meditación denominada
“Vipassana” en sánscrito identificada en inglés como “mindfulness
meditation” o “insight meditation” que no hay modo de identificar en
palabras españolas solventes y estables. La palabra “insight” es otra
pesadilla consuetudinaria en los libros de Psicología. Otro tanto cabe
decir respecto al contraste entre “mindfulness y mindlessness” que se
diluye en la mejor de las traducciones. En pocas palabras, la lengua
española es una barrera a la hora de expresar nociones psicológicas en
la interfaz entre Psicología y meditación. “Mindfulness” es una
expresión genérica en inglés que utilizan los psicólogos para referirse a
los procesos de atención y conciencia articulados meditativamente sin
tener que pronunciar la palabra meditación. Se usa “mindfulness” en vez
de meditación al anunciar cursos y al resumir hallazgos en entornos
fóbicos al uso de la palabra meditación. La lengua española tiene
muletas de momento para dar cuenta y razón de modo comprensible de los
procesos y productos psicológicos que se derivan del hecho de meditar.
En otras palabras “verde que te quiero verde” de ahí que el grupo de
trabajo en el COPM esté buscando modos de ponerse de acuerdo y
aclararse. No es éste el caso en inglés, donde la terminología que
sustenta los nexos entre Psicología y meditación está acotada y
consolidada en su uso a lo largo de los 25-30 años últimos. Todo se
andará con voluntad.
Como conclusión, cabe señalar que suele
haber un antes y un después entre aquellos psicólogos y psicólogas que
se sientan a meditar y descubren o rechazan unas órbitas sorprendentes
en la psique humana.
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