¿Por qué nos resulta duro meditar?
http://www.huffingtonpost.com/ed-and-deb-shapiro/why-we-find-it-hard-to-me_b_792182.html
Ed y Deb Shapiro exploran las razones y los obstáculos más frecuentes.
Ed y Deb Shapiro son bloggers en
Oprah.com y HuffingtonPost.com. Autores del libro “Be the change, how
meditation can transform you and the world” (Se el cambio, cómo la
meditación te puede transformar a tí y al mundo), en el que hay un
preámbulo del Dalai Lama y de Robert Thurman, además de contribuciones
de Jack Kornfield, Jon Kabat-Zinn, Jane Fonda, Ram Dass, Byron Katie, y
muchos otros. También cuentan con 3 CDs de meditación: Metta – Amor Benevolente y Perdón; Samadhi – Conciencia de la Respiración y Visión Interior; y Yoga Nidra – Relajación Consciente; todos ellos disponibles en EdandDebShapiro.com.
¿Qué ocurre para que algo tan simple
como sentarse en silencio y observar nuestra respiración provoque
pánico, miedo, e incluso hostilidad? No importa cuántos artículos haya
que prueben los beneficios mentales, emocionales y físicos de estar en
silencio y en quietud, parece que hay un número aún mayor que rehúsan
darle una oportunidad.
La meditación puede ciertamente ser un
reto, e incluso más si no estamos seguros del por qué lo hacemos. Puede
parecer raro el simplemente sentarse a escuchar la cháchara incesante de
nuestra cabeza, y podemos fácilmente sentirnos aburridos si no hacemos
algo durante un período de tiempo largo, incluso aunque solo sean 10
minutos.
Después de años escuchando diversidad de
razones por las cuáles la gente encuentra difícil la meditación, las
hemos reducido a unas cuantas:
Estoy demasiado ocupado, no tengo tiempo.
Lo cual puede ser cierto si tienes niños
pequeños, un trabajo a jornada completa, y todo lo que ello implica.
Sin embargo, estamos hablando de tan solo unos minutos al día, 10, 20,
30…. La mayoría de nosotros pasamos más tiempo leyendo el periódico o
navegando perezosamente por internet. Tan solo parece como que no
tenemos el tiempo porque normalmente rellenamos cada momento con alguna
actividad y nunca presionamos el botón de pausa.
Es realmente incómodo sentarse quieto durante tanto tiempo.
Si intentas sentarte en el suelo con las
piernas cruzadas entonces, sí, será incómodo. Pero en cambio, puedes
sentarte con la espalda recta en una silla firme y cómoda. O, puedes
hacer meditación caminando, o yoga, o tai-chi. La meditación en
movimiento puede ser tan beneficiosa como la meditación sentado.
Mi mente no parará de pensar.
No puedo relajarme. No puedo
meditar. ¡Sencillamente, no puedo! Mi mente no parará; vuela todo el
tiempo! ¡Mis pensamientos me vuelven loco! Intento escapar de mí mismo,
no mirar en mi interior. ¿Te suena familiar?
Lo realmente sorprendente, es que
intentar que la mente deje de pensar es como intentar parar el viento –
es imposible. En las enseñanzas orientales la mente es descrita como un
mono bebido y picado por un escorpión porque, al igual que un mono salta
de rama en rama, así la mente salta de un pensamiento a otro,
constantemente distraída y apurada. Así, cuando te sientas e intentas
calmar tu mente, te encuentras con esta actividad frenética y con su
ruidoso parloteo. Eso no es de hecho, nada nuevo, sencillamente ahora tú
eres consciente, mientras que antes estabas inmerso en ello,
inconsciente de que esa cháchara era tan constante.
Esta experiencia de la mente es muy
normal. Alguien estimó una vez que en una sesión de media hora de
meditación pueden surgir una media de trescientos pensamientos. Años de
pensamientos apurados, años de creación y mantenimiento de dramas, años
de estrés y de confusión y egocentrismo, y la mente no tiene ni idea de
cómo estar quieta. Es más, ansía diversión. No es como si pudieras
“apagarla” cuando meditas, simplemente significa que eres como cualquier
otra persona.
Hay demasiadas distracciones, demasiado ruido.
Lejos han quedado los días en los que
podíamos desaparecer en el interior de una cueva y no ser molestados
hasta que resurgíamos algún tiempo después completamente iluminados. En
cambio, todos tenemos que arreglárnoslas con los sonidos e imposiciones
del mundo que nos rodea. Pero – y ese es el gran pero – no necesitamos
que se quede impuesto. ¿Pasó un coche? Estupendo. Déjalo pasar,
sencillamente no vayas con él. La quietud que buscas está dentro, no
fuera. La experiencia de la quietud, es acumulativa: cuanto más te
sientes, entonces lentamente, poco a poco, la mente se va aquietando, se
va llenando de gozo, a pesar de cualquier distracción que pueda surgir.
No veo los beneficios.
Desafortunadamente, en esto es donde
debes fiarte de nuestra palabra. Algunas personas se dan cuenta de lo
beneficiosa que es la meditación después de tan solo una sesión, pero a
la mayoría de nosotros nos lleva más tiempo – podrías notar algún cambio
después de una semana o dos, practicándolo diariamente. Lo que
significa que debes confiar en el proceso lo suficiente como para
perseverar y continuar, incluso antes de que consigas algún beneficio.
Recuerda, la música necesita ser
practicada durante horas para conseguir que las notas suenen bien, y en
Japón se tarda 12 años en aprender a arreglar las flores. La calma
aparece en un momento, pero hace falta algún tiempo para que ese momento
llegue – por lo tanto, se necesita algo de paciencia.
No soy bueno en esto; nunca consigo hacerlo bien.
De hecho, es imposible meditar mal.
Incluso aunque estés sentado durante 20 minutos pensando sin parar en
cosas sin sentido, está bien. No hay un modo correcto o incorrecto, y no
hay una técnica especial. El maestro de meditación de Deb le dijo que
hay tantas formas de meditación como personas que la practican. Así que
todo lo que tienes que hacer, es encontrar la forma que te funcione a ti
(incluso si prefieres hacerla de pie) y mantenerla.
El objetivo es que “te hagas amigo de la
meditación”. No será de mucha ayuda si sientes que debes meditar, por
ejemplo, y luego sentirte culpable si pierdes el tiempo asignado para
ello o solo meditas 10 minutos cuando te habías propuesto hacerlo
durante 30. Es mucho mejor practicarlo durante un período corto de
tiempo y disfrutarlo, que sentarse ahí, con las mandíbulas tensas,
porque te han contado que sólo 30 ó 40 minutos tendrán algún efecto. La
meditación es una compañía a tener a lo largo de la vida, es como un
viejo amigo al que acudes cuando necesitas apoyo, inspiración y
claridad. ¡Es para ser disfrutada!
Solo es una moda rara de la Nueva Era.
Es realmente fácil perderse en la
variedad de promesas de la nueva era respecto a la eterna felicidad,
pero la meditación es tan antigua como las montañas. Hace más de 2500
años Buda era un experto meditador que probó numerosas formas para
conseguir calmar la mente. Y ese es sólo un ejemplo. Cada religión tiene
sus propias variantes sobre el tema, y todas se han mantenido durante
siglos. Así que no hay nada nuevo, y nada raro.
En otras palabras, la meditación no es
acerca de forzar la mente a estar absolutamente tranquila. Si no, a
soltar la resistencia y permitir que surja lo que sea que quiere surgir:
dudas, preocupaciones, incertidumbres, sentimientos inadecuados, dramas
sin final, miedos y deseos. Cada vez que percibas que tu mente se
encuentra a la deriva, soñando despierta, recordando el pasado o
planeando el futuro, simplemente regresa al momento presente. Todo lo
que necesitas es prestar atención y estar con lo que sea que haya. Nada
más.
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