Los seres humanos no están experimentando su propia grandeza.
La Vanguardia. Entrevista por Inma Sanchís, a Prashant Kakode.
“Somos invitados en este planeta
y en nuestro cuerpo” – Prashant Kakode, fundador del Centro para la
Salud Integral. Representante de la Medicina Holística.
Tengo 58 años. Nací en Goa (India) y
vivo en Cambridge. Soltero, sin hijos. Licenciado en Medicina y
Cirugía. Los políticos deberían pensar más en el largo plazo y no en las
próximas elecciones. Todos los humanos tenemos una personalidad noble y
un potencial muy valioso.
I. S.: ¿Por qué?
P. K.: Las ataduras. Si alguien es muy
fuerte pero está atado o agarrado a algo, no puede utilizar su
musculatura. Lo mismo ocurre con el talento.
I. S.: Es extremo lo que dice.
P. K.: La situación es extrema precisamente porque estamos autolimitados. Hay que entender la vida de otra manera.
I. S.: ¿Cómo?
P. K.: Somos invitados de este planeta.
Si empiezo a poseer, cosas o personas, creo dependencias. Si disfruto
las cosas sin poseerlas y no me preocupa perderlas, soy libre
emocionalmente, y eso crea paz interna.
I. S.: Según usted, las enfermedades son mensajes.
P.K.: Si se sienta en esa postura
errónea, acabará con dolor; si lo soluciona con calmantes, tendrá un
problema mayor. También una forma de pensar puede sentarnos muy mal.
I. S.: ¿Cómo llegó a la Medicina Holística?
P. K.: Era cirujano de un gran hospital
de Manchester; allí tratábamos cuerpos, no personas. Para el sistema
médico imperante la conciencia es algo demasiado sutil e invisible, así
que la ignora.
I. S.: Usted decidió contar con ella.
P. K.: Todos percibimos un yo interior
más allá del cuerpo y de la mente, capaz de observarla. Un yo que
utiliza el cuerpo y el cerebro pero que no es el cerebro. Me fijé en
ello e investigué como tantos científicos y médicos en busca de nuevos
paradigmas para explicar tantos fenómenos que la ciencia no puede
explicar.
I. S.: ¿Qué investigaciones son para usted clarificadoras?
P. K.: Un médico griego, George
Vithoulkas, invirtió más de veinte años en investigar cómo reaparecía la
enfermedad en otra parte del cuerpo a muchas personas tratadas con
anterioridad.
I. S.: ¿La enfermedad emigra?
P. K.: Sí. La tesis es que empujamos las
enfermedades hacia otro sistema del cuerpo. En mis observaciones
coincido con el Dr. Vithoulkas; por tanto, hay que tratar el problema
que está más allá del síntoma.
I. S.: ¿Cuál es su experiencia?
P. K.: En el centro curamos a muchas
personas cambiando su estilo de vida. La dieta, por ejemplo, es básica, y
la mayoría come de manera errónea y tiene actitudes nocivas.
I. S.: ¿Cuáles son las actitudes equivocadas?
P. K.: Somos excesivamente dependientes
de los sentidos. Si eres libre, hay armonía y disfrute; si eres
dependiente, hay preocupación, y siempre habrá un motivo. Si estamos
ocupados por el dolor, la ira, el mal humor o la preocupación, no
podemos experimentar la emoción en su vertiente positiva.
I. S.: ¿Sus consejos fundamentales?
P. K.: La primera parte de la comida que
ingerimos mantiene el cuerpo vivo; la segunda mitad mantiene al médico
vivo, y si seguimos comiendo, mantenemos al dentista.
I. S.: Hay que comer menos, entiendo
P. K.: Tenemos que dejar de comer cuando aún tenemos hambre. Si comemos hasta saciarnos, estropeamos nuestro cuerpo.
I. S.: ¿Y para mantener a ese yo interior contentito?
P. K.: Ser un observador de uno mismo,
un invitado en este cuerpo y de este mundo cambiante es un buen punto de
partida. Desde esa distancia van surgiendo respuestas.
I. S.: Pero lo importante son las preguntas
P. K.: Hay otra fórmula muy sencilla que
aplicamos en nuestro centro: pedimos a nuestros pacientes que cuiden de
otros pacientes. Pasar del “ayúdenme” a ayudar a otros, colocarse en
posición de dar resulta muy saludable y tiene mucho poder.
I. S.: Del ombliguismo a un buen deseo
P. K.: Si como sociedad más personas se
dedicaran un poco de tiempo a otros menos afortunados, estaríamos mucho
más sanos, porque este tipo de acción tiene la fuerza de crear
autorrespeto. Hay que cambiar el patrón de la enfermedad, el insano “yo
soy una víctima”.
I. S.: Entiendo
P. K.: Cuando mi abuelo era médico no
había antibióticos. Médicos y enfermeras estaban muy expuestos a las
epidemias, pero él insistía en que sus colaboradores no enfermaban,
decía que el espíritu de servir era su protección, y creo que ese es un
gran secreto.
I. S.: ¿Algún otro hábito saludable?
P. K.: Cinco minutos de meditación al
día hace nuestra vida mucho más fácil. Experimentemos la verdad de que
somos invitados en nuestra vida, que no poseemos nada y que por tanto no
hemos perdido nada en este planeta. Eso da ligereza.
Estamos tan ocupados quejándonos, que no
somos capaces de ver otras posibles respuestas, nada como la distancia:
vivir fuera de la caja.
I. S.: Todos somos Dr. Jekyll y Mr. Hyde
P. K.: Sí, todos tenemos un lado bueno y
otro egoísta y manipulador. Los demás puede que traten con Mr. Hyde
unos minutos, pero cada uno ha de tratar con él las veinticuatro horas, y
eso ataca el sistema corporal.
I. S.: Pero forma parte de nosotros.
P. K.: Debilitemos a Hyde, es la
confusión que nos vuelve egoístas. un poco de claridad nos ayuda a
hallar el siguiente interruptor. El mensajero
Hijo y nieto de médicos, la
convicción de que somos más que cuerpo y cerebro le llevó a crear el
Centro para la Salud Integral de Cambridge, que utiliza la medicina
holística para curar, y se centra en la educación para la salud. “Hay un
mensaje en la enfermedad”.
Coordina la Red Científica y
Médica, un foro interdisciplinario, líder a nivel internacional, de
personas comprometidas en la creación de una nueva visión del mundo más
allá del materialismo, para el siglo XXI. Recorre el mundo dando
conferencias a colegas y estudiantes sobre medicina espiritual. Sobre
ella ha hablado en la sede de Barcelona de la Universidad Espiritual
Mundial Brahma Kumaris.
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