miércoles, 23 de diciembre de 2015

El funcionamiento sexual mejora tras la aplicación de una intervención de atención consciente

 
En un ensayo clínico realizado mujeres supervivientes de cáncer de endometrio, se ha observado que una intervención breve de Terapia Cognitiva Basada en la Atención Plena (MIndfulness) ha supuesto una mejora en su respuesta sexual, el estado de ánimo y la excitación sexual fisiológica.
El funcionamiento sexual se suele ver alterado en las mujeres que ha tenido cáncer de útero. Los investigadores de este estudio realizaron una intervención de 90 minutos explorando la atención consciente en 31 mujeres que habían superado un cáncer de útero , y realizaron mediciones de la percepción de funcionamiento sexual comparándolo con mujeres en las que no se intervino y que se encontraban en lista de espera.
El tratamiento dio lugar a mejoras significativas en todos los ámbitos de la respuesta sexual, y una tendencia significativa para la reducción del malestar sexual. Si se desea mas información puede consultar el artículo original.

lunes, 21 de diciembre de 2015

El motor de la voluntad

El País Semanal
Miriam Subirama
03 de Mayo de 2015
 
Mientras que la pereza debilita, la perseverancia tiene una fuerza imparable. Incluso si se fracasa, mantener una actitud proactiva es un escudo frente al sufrimiento.
 
Cuántas veces nos proponemos objetivos que implican hacer cosas y no las llevamos a cabo por falta de voluntad. Encontramos excusas y justificaciones para no hacer lo que pretendíamos o nos gustaría. Se interponen imprevistos que nos desvían de lo que nos habíamos propuesto o bien preferimos distraernos con múltiples asuntos, ya sea responder correos que no son urgentes, indagar en páginas de Internet que despiertan nuestra curiosidad o sencillamente mirar por la ventana, con tal de no abordar lo que nos habíamos propuesto.
 
La pereza y la falta de atención debilitan nuestra voluntad. Quizá pensamos que somos apáticos porque estamos ocupados. Pero la indolencia no es solo no hacer, es falta de estímulo y carencia de deseo. Se puede manifestar en una incapacidad de centrarse y en una dejadez que nos lleva a posponer para otro día lo que podríamos solucionar y hacer ahora.
 
En su libro "El Esfuerzo", el filósofo Francesc Torralba expone que la pereza y el aburrimiento están emparentados. La holgazanería nos lleva a no hacer nada, y el no hacer nada, al aburrimiento. "Este es indirectamente el motor de la historia", afirma Torralba, "si no experimentáramos el aburrimiento de no hacer, tampoco nos pondríamos en acción". El problema surge cuando el aburrimiento se mata con distracciones que no llevan a ningún logro personal, ni relacional, ni social; sencillamente se deja pasar el tiempo de una forma que debilita y también apaga nuestra red relacional. Se pasa bien, pero la mera distracción no ofrece plenitud ni nos deja satisfechos, y finalmente permanece un vacío interior, de sentido. En vez de llamar a un amigo, tener una buena conversación, preparar una sabrosa comida, realizar algo creativo, hacer ejercicio o meditar para fortalecer la mente y el cuerpo, uno se deja llevar y se distrae en cosas que no le aportan ningún beneficio, ni siquiera el de relajarse y calmar la mente.
 
Para lograr lo que se propone, debe cambiar la inercia de lo rutinario que invade o consume su empuje creativo y su voluntad. Cuando quiera hacer algo, ir a nadar o a caminar, llevar a cabo un proyecto, iniciar una aventura, mantener una conversación o escribir un libro, primero debe visualizarlo. Piense en cuál es el ideal, cómo será cuando lo consiga, qué le mueve, cuál es su intención y para qué lo quiere hacer. Responder a estas preguntas le ayudará a fortalecer la voluntad para esforzarse y encaminarse hacia ello.
 
Tener perspectivas de un horizonte mejor impulsa a ponerse en marcha. La voluntad se trabaja, se educa y se fortalece con atención plena y con esfuerzo. "Solo nos ponemos en marcha si imaginamos que podemos llegar a buen  puerto", afirma Torralba. Pero cuando nuestra ilusión está atrofiada permanecemos estancados en una inercia en la que vamos haciendo pero sin impulso creativo, sin imagen ni visión que tire de nosotros.
 
Para poner la voluntad en acción también hay que reconocer la necesidad de desatar el potencial creativo. De hecho, sin conciencia de esta necesidad, sea cual sea, permanecemos secuestrados por nuestra rutina y por una conducta automática. En esas condiciones, la voluntad está adormecida. Solo cuando uno se da cuenta, por ejemplo, de que precisa realizar ejercicio, se esfuerza en dedicar tiempo y recursos para conseguirlo. Y aún así, si además no se nutre con entusiasmo y no ejercita su voluntad, la pereza y la rutina acaban ganando la partida.
 
Para que esto no ocurra debe priorizar y ser perseverante, con disciplina. Veamos estos aspectos con más detalle:
 
Priorizar objetivos. Hay que poner orden a las necesidades y dar la importancia que merece a aquello que se considera enriquecedor del ser: cultivarse, aprender, conocer, expresarse y ser creativo (cantando, dibujando, pintando, tocando música, escribiendo). A veces se dejan para lo último las necesidades espirituales, creativas y culturales, y se acaba por no dedicarles tiempo ni esfuerzo.
 
Entusiasmo: Mantener esta actitud respecto a un proyecto, un ideal, una relación, un trabajo contribuye a ejercitar la voluntad y a fortalecerla. Actuar con emoción proporciona el empuje y la energía necesarios para lograr lo que nos propongamos. Y si surge alguna decepción, algún impedimento, es con voluntad y disciplina como lograremos avanzar.
 
Esfuerzo: Seguimos unas disciplinas u otras según el código de conducta que interiorizamos en función de nuestras creencias, cultura y relaciones sociales. En este marco siempre existe la posibilidad de incorporar el empuje de hacer la máximo y lo mejor que uno pueda. Podemos esmerarnos en pensar bien, decir palabras con sentido que den pie a conversaciones enriquecedoras y actuar con elegancia y respeto. Así nos conformaremos con lo ordinario y nos concentraremos en mejorar. Para ello necesitamos intención y disciplina. De lo contrario, la mente se dispersa. Una estrategia eficaz es formular pensamientos positivos y usarlos como afirmaciones que fortalezcan la concentración. Podemos elaborar una lista de reflexiones que sean como llaves que se puedan usar para abrir el caudal de positividad interior. Por ejemplo: "yo puedo", "no me vencerán", "todo fue como tuvo que ser", "lo acepto y lo suelto".
 
Pequeños y grandes objetivos: La voluntad ayuda a gestionar los pensamientos inútiles y nuestra tendencia a distraernos. Allí donde se enfoca nuestra atención se dirigen nuestras cavilaciones con más frecuencia e interés. Así se genera energía en esa dirección, ya sea positiva y beneficiosa o negativa y perjudicial. La voluntad es una fuerza interna que nos mueve. La visión clara es la que nos indica dónde está nuestro norte en la brújula interior, y con esta lucidez, la voluntad actúa con más determinación.
 
Sin embargo, aunque no veamos nuestro norte en la brújula interior, podemos ejercitar la voluntad en pequeñas cosas. Cada día podemos proponernos dedicar un rato a meditar, a conversar con algún ser querido, un tiempo a escribir o a alguna actividad que impulse la creatividad. Precisamente, escribir es un buen sistema, ya que hacerlo ayuda a separar el grano de la paja, a esclarecer ideas y a centrarse.
 
Por lo que se refiere a todos los actos de iniciativa (y de creación), hay una verdad elemental cuya ignorancia mata a un sinnúmero de ideas, así como espléndidos planes: en el momento en que uno se compromete de veras, la providencia también actúa.
 
Un acto de compromiso. Ejercitar nuestra voluntad tiene que ver también con el compromiso. Uno puede adoptar esta actitud para progresar a nivel afectivo, corporal, social, laboral, intelectual y espiritual. Si no tiene el impulso ni siente la necesidad de mejorar, posiblemente será vencido por la desmotivación y la pereza. Querer aportar algo al mundo y a las relaciones nos lleva a desear progresar para dar lo mejor de nosotros mismos y ser nuestra mejor versión.
 
Escudo frente a las derrotas. Una voluntad activa en lo físico, mental y creativo se complementa con una actitud constructiva ante el fracaso, los obstáculos y los imprevistos que van surgiendo en el camino. Si bien tener una meta y una imagen clara de hacia dónde nos queremos dirigir es de gran ayuda, cuando no lo logramos podemos sentirnos frustrados y fracasados. En este momento se hace necesaria la voluntad para mantener la actitud de elegir aquello que sea constructivo. De esta forma, los deseos incumplidos y las expectativas no logradas nos provocarán un sufrimiento menor, en el caso de que nos lo creen. La voluntad de mantener una actitud proactiva nos llevará a no desesperarnos, a atravesar los fracasos y ver la luz y los aprendizajes que esconden.
 
Perseverancia. La desesperación no se cura con la distracción. "El antídoto a la desesperación es la esperanza, la fe en las posibilidades de todo ser humano", dice Kierkegaard. Si no hay esperanza, la voluntad se debilita y uno se siente atrapado por la pereza y la desilusión. Aunque a veces no veamos los resultados de nuestros esfuerzos, perseverar nos mantiene fuera del pozo de la desesperación. La realidad no es fija y en un momento inesperado puede abrirse una rendija por donde entre la luz. La esperanza nos ayuda a mantener viva la voluntad.
 


miércoles, 16 de diciembre de 2015

Pablo d'Ors: "La atención es la virtud por excelencia. Por eso el silencio es el gran desafío"

ABC.ES - Cultura
Alfonso Armada
03/09/14
 
Pablo d'Ors. Sacerdote y escritor, "entusiasta melancólico", el autor de la "Biografía del silencio" cree que cuando estamos atentos sabemos que vivimos.
 
Su "Biografía del silencio" lleva vendidos 20.000 ejemplares y está a punto de ser traducido al italiano. Es capellán en el Ramón Y Cajal, donde asiste a los moribundos. Sopesa en silencio cada pregunta, pero una vez comprendida se lanza con claridad y precisión a responder, escandiendo las palabras de forma impecable, casi como si fueran versos de un poema que escribe en el aire, versos que tuviera muy pensados, pero que no por ello dejan de estar muy vivos.
 
Hablamos con Pablo D'Ors (Madrid, 1963) en su casa del madrileño barrio de Tetuán. Una casa-torre que hubiera agradado a Montaigne: santuario y biblioteca, capilla y reducto, espacio acogedor y lugar donde entregarse a la meditación. El silencio era tan extraordinario aquel primer domingo de agosto que parecía como si el mundo hubiera cristalizado en torno a nosotros. No había viento. No hacía calor. Las nubes, escasas, parecían haberse también detenido sobre el cielo de una ciudad poblada por tal vez cuatro millones de almas de las que casi no sabemos nada. Para escuchar. Un arte que practica este singular sacerdote y escritor, autor de libros que es difícil abandonar una vez que se entra en ellos: desde "El Estreno" a "El Amigo del Desierto", desde "Andanzas del Impresor Zollinger" a "El Olvido de sí". No es raro por lo tanto que confiese mirando a los ojos que para él "la atención es la virtud por excelencia".
 
ENTREVISTADOR: ¿Cuál es el estado general de su ánimo en este momento?
 
Pablo d'Ors: Yo soy un entusiasta melancólico, y ese es en general mi estado de ánimo: el entusiasmo y la melancolía.
 
E: Al inicio de su "Biografía del Silencio" estampa un poema de Simone Weil, uno de cuyos versos reza: "Hay verdadero deseo cuando hay esfuerzo de atención", y en lo primeros compases, en la página 13: "como diría Simone Weil, no hay arma más eficaz que la atención". ¿Por qué? ¿Cómo de eficaz es ese arma?
 
P. d'Ors: Es la virtud por excelencia, para mí la atención es la virtud por excelencia. Creo que igual que cuando somos niños nos enseñan a ejercitar la memoria, deberían también ayudarnos a ejercitar la atención. Porque la atención es la manera de estar presentes al presente, a lo que sucede. Cuando estamos atentos, sabemos que vivimos; cuando estamos despistados o sin atención, no sabemos dónde estamos, ni lo que hacemos, ni lo que hemos hecho. Mi fascinación por la virtud de la atención ha ido creciendo estos últimos años. En este momento de mi vida se ha convertido en algo primordial. La atención es tanto como ser consciente, y yo lo pondría en la jerarquía de virtudes como la número uno.
 
E: ¿Cuándo descubrió a Simone Weil?
 
P. d'Ors: La leí hace muchísimos años, cuando estudiaba filosofía, pero realmente ha sido en esta última década cuando la he leído más a fondo, porque es ahora cuando he tenido un interés más fuerte por la dimensión mística de la vida. Ella, a mi modo de ver, es una de las figuras emblemáticas no solamente del feminismo, que eso es obvio, sino de la espiritualidad en el siglo XX. Es un icono extraordinario, porque no solamente tiene un pensamiento originalísimo, inclasificable, inédito en la historia del pensamiento y de la literatura, sino que su propia vida es paradigmática. Es una mujer que no se parece a nadie. La gente que me interesa más es la gente que no se parece a nadie, porque ¿con quién puedes comparar a Simone Weil? ¿Con quién puedes comparar a Charles de Foucauld o a Gandhi? Y ¿por qué me interesa la gente que no se puede comparar con nadie? Porque han hecho la aventura de ser ellos mismos. Y una cosa todavía más rara, que es obedecerse a sí mismos. Y una cosa que es el colmo: convertir esa obediencia y esa escucha en estilo de vida. Eso es, precisamente, lo que hace que la biografía de Simone Weil sea maravillosa.
 
E: ¿Por qué es tan difícil quedarse en silencio, quedarse a solas con uno mismo?
 
P. d'Ors: Porque el silencio es un espejo de lo que somos, y lo que somos no nos gusta. Por eso huimos de ello. Esta es la principal dificultad del silencio, o de la práctica del silenciamiento, podríamos decir. Estamos en una sociedad, en un mundo, en el que cada vez hay más ruido, más dispersión, más incapacidad de concentración o de atención, como decíamos antes. Por eso el silencio se ha convertido en el principal desafío. Cuando uno empieza a practicar la meditación, lo primero con que se encuentra son las inquietudes corporales, lo segundo son las distracciones mentales, y lo tercero las heridas del alma. Tanto las inquietudes, como las distracciones, como las heridas nos ponen progresivamente más y más nerviosos, y de ahí que huyamos del silencio.
 
E: ¿Qué clase de sacerdote es usted? (Ante algunas preguntas como esta, Pablo D'Ors esboza, en completo silencio, una sonrisa, que se le dibuja primero en los labios, después en los ojos. Piensa un instante, y habla)
 
P. d'Ors: Pues soy un pontífice, es decir, un hombre que tiende puentes. Así he entendido mi sacerdocio desde que era muy joven. yo me ordené a los 27 años, y así lo sigo entendiendo hoy, incluso diría que cada vez más. Puente entre el mundo y Dios, entre la Iglesia y la sociedad, entre el arte y la religión, el cristianismo y el budismo, y hasta entre la vida y la muerte, puesto que trabajo en un hospital como capellán de enfermos, y me toca ser partero a la vida eterna. Estar en esa frontera, en esa mediación, es lo que siento como mi vocación más profunda.

E: ¿Y qué clase de escritor?
 
P. d'Ors: Yo era un hombre enamorado de la palabra y ahora, supongo que por la madurez, soy un hombre enamorado del silencio, la palabra y la acción. Porque creo que las tres son importantes, y las tres definen a la persona. Un hombre logrado sería aquel que trabaja y da lo mejor de sí en estos ámbitos, en la palabra, el silencio y la acción. Yo me defino como un escritor cómico, místico y erótico. Pueden parecer cosas contradictorias, pero no lo son en absoluto, sino que van completamente ligadas. Mis temas son siempre el cuerpo y el alma, y si esto se puede afrontar de una manera lírica y cómica, pues tanto mejor. Lírica porque abre paisajes a la capacidad de ensoñar y de imaginar de los lectores, y cómica porque yo creo que el humor es la manera más elegante de ser humilde, y porque en un mundo tan grave como el nuestro, la ligereza es casi no solamente una virtud sino una necesidad.
 
E: ¿De qué tenemos tanto miedo?
 
P. d'Ors: En parte he respondido antes cuando he dicho de nosotros mismos. Tenemos miedo de nuestras sombras, de nuestra oscuridad, que está ahí. Porque el hombre no es solamente verdad, belleza y bien, como nos gustaría ser, sino que somos también codicia, ambición y vanidad: codicia en el tener, ambición en el poder y vanidad en el aparecer. Esas sombras, que también nos constituyen, nos dan miedo. Pero la aventura humana consiste justamente en redimir esas sombras. Redimir, que es una palabra genuinamente cristiana, significa cambiarlas de signo. Sin dejar de ser negativas, pierden su veneno y sirven para construirnos. De este modo, lo que se presenta como una adversidad se convierte en una oportunidad de crecimiento. Esas sombras, y esto es lo que se trabaja en la meditación, pueden ser ocasión de realización humana. Es más, son el camino. Amor y dolor no son cosas distintas y opuestas, sino que son las dos caras de la misma moneda.
 
E: ¿Cuánto daño ha hecho y sigue haciendo el amor romántico de nuestro mundo occidental?
 
P. d'Ors: Pues mucho, mucho daño. Quizás sea el último mito restante en occidente: pensar que la pareja va a darnos la felicidad. Creo que es un error buscar la felicidad, y ello porque la solemos identificar con el bienestar. Lo que más bien deberíamos buscar - al menos, es lo que yo busco - es la plenitud, que es distinto, y que significa vivir intensamente aquello que te toca vivir. El amor romántico significa proyectar en alguien tu realización personal. No debe uno proyectar en nadie ni en nada la realización personal, sino solamente en sí mismo. El otro, la pareja, sería alguien con quien compartir esa búsqueda o esa entrega, pero no, ciertamente, aquel que te va a colmar esa expectativa.
 
E: Después de todo el tiempo que lleva meditando, ¿se conoce de verdad a sí mismo, conoce su conciencia mejor que la palma de su mano?
 
P. d'Ors: (Suspira antes de decir) Cuanto más medito, más misterioso me parezco. Esa es la verdad. Incluso podría decir, menos me conozco. Pero menos nervioso me pone ese desconocimiento, es decir, mejor convivo con ese misterio que soy. Yo creo que meditar es entrar en la nube del no saber, y que ese no saber no nos inquiete, sino que aprendamos a convivir en él de manera serena.
 
E: Dice que "vivir es transformarse en lo que uno es". ¿Cuándo se sabe que uno se ha transformado en lo que es?
 
P. d'Ors: ¿Cuándo sabe un manzano que es un manzano? Cuando da manzanas y alimenta a la gente que está a su alrededor. ¿Cuándo sabes que tu vida está siendo lo que tiene que ser? Cuando estás cumpliendo aquello para lo que has venido. Cuando das frutos y la gente come de esos frutos y es feliz porque les has dado de comer.
 
E: ¿Qué reforma considera más urgente para la sociedad española?
 
P. d'Ors: (Vuelve a suspirar, con algo que parece impaciencia, y tal vez lo sea) Pues quizá la educación. Yo creo que no está bien planteada desde la base. Seguimos pensando que la educación es fundamentalmente algo intelectual, amueblar una cabeza, pero el ser humano no es solamente mente; también es cuerpo y también es espíritu. Toda formación debería de ser integral, haciéndose cargo de lo que el ser humano es. Evidentemente que yo utilizo una antropología cristiana, pero creo que otras muchas antropologías de otra índole compartirían esta visión.
 
E: ¿Qué libros han dejado una huella más honda en su formación intelectual y sentimental?
 
P. d'Ors: "El peregrino ruso", que es un anónimo ruso; los "Diarios" de Kafka; "La broma", de Milan Kundera.... ¿Sigo diciendo? "Tentación", de Janos Szekely, un húngaro que fue guionista de Lubitsch; "El sobrino de Wittgenstein", de Thomas Bernhard; "El libro del desasosiego", de Fernando Pessoa; "Los ojos del hermano eterno", de Stefan Zweig.... ¿Sigo? "Stoner", de John Williams, lo leí hace un año y medio, y me pareció el mejor libro que he leído en muchísimo tiempo; "El canto del pájaro", de Anthony de Mello; "La montaña mágica", de Thoman Mann; las "Conversaciones con Goethe", de Eckermann.... Creo que es suficiente.
 
E: ¿Qué aprendió de su etapa de misión en Honduras?
 
P. d'Ors: Fue una época muy feliz, y lo que me ha dejado es la conciencia del privilegio que supone haber nacido en un país como el nuestro, y la importancia de no olvidar nunca que hay tres cuartas partes de la humanidad que no tienen lo necesario para vivir. Yo creo que uno puede optar por vivir entre los pobres o decidir no vivir entre los pobres, pero nunca debe olvidar que hay pobres en el mundo.
 
E: ¿Qué dice la teología de la liberación?
 
P. d'Ors: En el seminario en el que yo estudié se respetaba mucho la teología de la liberación y estudiábamos a los teólogos de la liberación. Me produce un enorme respeto. Yo no me defino como un teólogo de la liberación, pero los he leído, los he estudiado, y creo que han hecho una aportación extraordinaria a la Iglesia.
 
E: ¿Quiénes son y qué buscan los amigos del desierto?
 
P. d'Ors: A raíz de la recepción extraordinaria que ha tenido el libro "Biografía del silencio", he ido recibiendo en este último año y medio muchos correos de personas de todo tipo, buscadores, pidiéndome que acompañara o les enseñara a meditar. Llegó un momento en que me sentí tan desbordado con todas esas demandas - porque prácticamente todos los días recibo correos de este tipo - que entonces, junto con un grupo de seis o siete amigos con los que comparto esta sensibilidad acerca de la importancia de la meditación y de la contemplación (yo los utilizo como sinónimos, puesto que meditación viene del latín, "meditatio", que significa "peregrinar hacia el centro"; y contemplación también viene del latín, "contemplatio", que significa "estar en el templo", así que para los creyentes nuestro centro es un templo), decidimos acompañar a cuantas personas quisieran en su peregrinaje hacia su propio centro. Fue así como nació la idea de crear una asociación, que ya está formalizada y que se llama Amigos del Desierto. Lo que hacemos es ofrecer retiros de iniciación, fundamentalmente en la práctica del silencio; también un día de práctica semanal aquí, en Madrid. Amigos del Desierto es una asociación que nace con la voluntad de profundizar y difundir la práctica del silencio y de la meditación.
 
E: ¿Hasta qué punto el dibujo que va conformando su vida se parece al que soñó cuando empezó a tomar conciencia de que la vida iba en serio?
 
P. d'Ors: La verdad es que la vida es mucho mejor que nuestros sueños. Esa es la verdad. Yo he sido muy soñador, pero ahora creo que soy una persona profundamente realista, aunque seguramente habrá más de uno que se carcajee si escucha esto. Creo que la verdadera espiritualidad te conduce a la realidad, te mete de lleno en este mundo. Si te saca de este mundo no es verdadera espiritualidad, es ideología, o es idealismo, o es otra cosa. Yo creo que mi vida me está conduciendo a puertos mucho más hermosos de los que yo había soñado, francamente.
 
E: Parece que su entendimiento, por decirlo amablemente, con el cardenal Rouco Varela no era muy fluido. ¿Qué sintió ante la llegada del Papa Francisco?
 
P. d'Ors: Sentí una gran alegría. En el instante en que fue elegido Papa Francisco I, yo estaba llegando a la ciudad de Piacenza, donde iba a dar una conferencia. Justo cuando llamé a la puerta de la casa de mi anfitrión, el Papa estaba saliendo al balcón del Vaticano. Cuando se me abrió la puerta, se me dio la bienvenida como si yo fuese el propio Papa. Fue una manera muy bonita de vivir esto. A medida que ha ido pasando el tiempo, esta ilusión inicial se ha ido confirmando en que había fundamento para ello.
 
E: ¿Qué reformas de la Iglesia le parecen más necesarias y urgentes?

P. d'Ors: El papel de la mujer en la Iglesia, el diálogo interreligioso, la presencia en el mundo de la pobreza, entre los más desfavorecidos, y luego yo diría - aunque esto es difícil de formular - algo así como un recuperar lo más genuino del cristianismo, que es Cristo mismo: una recuperación del Jesús histórico y de los Evangelios. Para España, en concreto, yo soñaría con una normalización de los cristianos en la vida pública, que no sea políticamente incorrecto definirse como cristiano, y que ser sacerdote no suponga tener una existencia marginal.

E: ¿En qué consiste el encargo que le ha hecho el Papa?

P. d'Ors: El cargo es consejero del Consejo Pontificio de Cultura, y por tanto estaré a las órdenes del cardenal Ravasi, que es el presidente de este consejo. La misión en concreto consiste en escribir una serie de informes cuando me los vayan pidiendo - ya me han pedido alguno - sobre problemas que tienen que ver con la relación iglesia-mundo. Ellos quieren opiniones de personas que de alguna manera tenemos nuestra identidad cristiana muy clara pero que al mismo tiempo estamos muy insertos en la realidad de este mundo.

E: ¿Es posible vivir una vida buena sin ningún Dios, una vida que termina radicalmente con la muerte?

P. d'Ors: Por supuesto que hay gente que no es creyente y que vive una vida muy buena. Yo no creo que sea necesario formalizar religiosamente tu cosmovisión para ser una buena persona. No creo que la fe en Dios te ahorre dificultades, aunque sí que te las redimensiona. En el hospital en que trabajo como capellán veo morir a muchas personas, por ejemplo. La mayoría, por mi condición sacerdotal, son creyentes que me han llamado para que les atienda en sus últimos momentos, o para que rece el responso una vez que ha fallecido. No veo morir a los cristianos, en principio, con mayor serenidad que a los no cristianos.

E: Juan Carlos Onetti se sirve del chivo expiatorio "que tiene toda sociedad convencional que desprecia al artista y al creador de ficción". ¿Para qué sirven los artistas? ¿Para qué sirve la literatura?

P. d'Ors: El arte, igual que el amor, o igual que la religión, no son actividades útiles, sino actividades gratuitas; no se rigen desde la utilidad o lo pragmático, sino desde la gratuidad. Sirven, entre comillas, para recordarnos que nuestra vida no se reduce a lo útil o lo pragmático, sino que tiene una dimensión más profunda o más esencial, una dimensión que solamente el amor, el arte y la religión son capaces de recoger.

E: ¿Comparte el dictum presocrático de que "carácter es destino"?

P. d'Ors: Lo comparto mucho. Creo que llevamos escrito lo que podemos ser en nuestro temperamento y carácter, pero también es verdad que hay auténtica posibilidad de transformación y de cambio, aunque siempre dentro de unas coordenadas. Me han preguntado, sobre todo en relación con la escritura, hasta qué punto uno nace o se hace. Creo que no hay alternativa. Que nacemos y nos hacemos.

E: ¿Qué han hecho, han dejado de hacer y deberían hacer los periódicos para elevar el tono intelectual y moral de España?

P. d'Ors: (Suspira de nuevo) Es una pregunta muy difícil, ¿no? Yo creo que sí tenemos en este momento en España personas con capacidad intelectual para abrir horizontes nuevos, por lo que sería fundamental contar con esas personas. Eso sería lo primero que se debería hacer. Quizás también tener siempre un ojo atento para no caer en la frivolidad, que suele ser una pendiente por la que nos deslizamos con facilidad.

E: En el primer cuento de "El estreno", el dedicado a Thomas Bernhard, escribe que tanto el narrador como el novelista adoptan al final el silencio como "la única de las éticas". ¿Es un anticipo de la "Biografía del silencio"?

P. d'Ors: Nunca lo había visto así, pero es bonito verlo así. Creo que hay momentos para hablar y momento para callar, y generalmente cuanto más sabio eres, más callas. Veo mi obra mucho más coherente y armónica de lo que a un lector despistado le pudiera parecer. Aunque haya en mi producción libros más sarcásticos o más maliciosos, libros más benévolos o más tiernos, o libros más profundos, no deja de existir una coherencia interna muy grande. Si ahora relaciona el primero con el penúltimo, me gusta.

E: En el segundo, el dedicado a Kundera y a Grass, se lee que lo más hermoso y nefasto del siglo XX ha venido de Alemania. ¿Cómo le influyeron sus años de formación en Viena y Praga?

P. d'Ors: Ha sido muy determinante todo lo centroeuropeo y lo germánico para mí. Primero porque vengo de una familia con antepasados alemanes por parte de madre, luego porque estudié en el Colegio Alemán siendo niño, y luego porque efectivamente durante dos años viví en Praga y en Viena. Como hay escritores que para su experiencia iniciática se van a Paría, yo me fui a Viena y a Praga. Esos años - yo tenía 31, 32 - fueron para mí el bautismo de fuego en la literatura.

E: En el cuento dedicado a Fernando Pessoa, titulado de forma reveladora "El monje secular", dice de él que "piensa mientras escribe, escribe para pensar". ¿Es su caso?

P. d'Ors: Sí, yo a veces he afirmado que no pienso con la cabeza sino con la mano. No escribo lo que pienso, sino que escribo para saber qué es lo que he pensado, lo que estoy pensando. Creo que eso es lo propio del escritor, que la escritura se convierte para él en un arte de revelación, no simplemente de comunicación. Y por eso es una aventura y es estimulante. Si uno ya sabe lo que va a escribir es muy aburrido transcribirlo, uno escribe para descubrirlo y para, descubriéndolo, darte cuenta de que eres mucho más sabio de lo que creías.

E: En ese mismo relato escribe: "Ya tenía ganas Fernando de que el pasado concluyese para poder recordarlo, porque sabía, como todo escritor sabe, que la memoria del gozo es infinitamente superior a la vulgaridad del gozo mismo. Porque recordar el gozo era revivirlo sin sus límites" ¿Le pasaba eso al autor? ¿Le sigue pasando después de haber aprendido a meditar?

P. d'Ors: A veces, cuando me leen cosas mías, me digo "¡qué buenas son!" (y se echa a reír con ganas). Es muy bonito, y sobre todo haberlo escrito tan joven. A veces me da la impresión de que ya todo es decadencia, de que todo está dicho al principio. ¿Me sigue pasando esto? (Se toma su tiempo para pensarlo). Bueno, en alguna medida. Yo creo que no vivo con el desasosiego con el que vivía cuando escribí ese libro, "El estreno", que tenía 34 ó 35 años, y tampoco vivo ahora con la avidez de quien quería beberse la historia de la literatura. Ahora, la verdad, es que no tengo esa pretensión en absoluto, y la verdad es que así se vive más a gusto. No diría que soy lo mismo que entonces, pero sí el mismo.

E: La siguiente pregunta va en esa misma línea. En ese mismo cuento, hacia el final, dice que "lo malo de ser escritor es que es más importante la escritura que la vida". ¿Lo pensó alguna vez el autor, y no que era malo, sino que era más importante? ¿Y ahora?

P. d'Ors: Ahora no lo pienso. Ahora pienso que la obra más importante es nuestra propia vida, nuestra biografía. Y dentro de esa biografía están los libros que escribimos, claro. Es verdad que lo que un escritor quiere dejar para el futuro son sus libros, eso es cierto; pero además de mis libros, yo quisiera dejar el bien que haya podido hacer a algunas personas, a cuantas más mejor. Últimamente me siento como Schindler, el de la película. Había empezado a salvar a los judíos del exterminio, y al final se daba cuenta de que podía haber salvado a muchos más, y hasta se precipitaba para ayudar a cuantos más mejor. Yo me siento un poco así, con esa urgencia por ayudar a tantas personas a las que siento perdidas, o que confiesan abiertamente que lo están.

E: Dice que Pessoa es con toda probabilidad el hombre que menos ha dormido de la historia de la humanidad. ¿Y Cioran?

P. d'Ors: Supongo que también él muy poco, la verdad. Yo he leído a Cioran, pero tampoco he sido un fanático de sus libros, porque me resultaban muy duros, y muy desgarradores. Me llama la atención que en muchas contraportadas de novelas se dice: "Una visión lúcida y despiadada del ser humano". Parece como si se asociara la lucidez a la falta de piedad, pero nunca leeremos: "Una visión lúcida y pía del ser humano". Parece como si la piedad fuera una visión torpe de la realidad, y eso a mí me parece un error muy grave. No creo que lo impío sea necesariamente más lúcido que lo pío, antes bien lo contrario.

E: Aurelio Arteta habla mucho de la compasión, como si fuera una virtud desprestigiada.

P. d'Ors: Para mí esta visión compasiva, o piadosa en el mejor sentido de la palabra, me parece de una gran sabiduría. Y esto lo saco a colación porque casi todos los escritores son escritores de la oscuridad. Cioran o Bernhard, que hemos citado, o el propio Pessoa, aunque Pessoa tiene alguna cosa un poco más luminosa. Pero poquísimos escritores son escritores de la luz. Los puedes contar con los dedos de la mano. Y en cambio yo me siento llamado a ser un escritor luminoso, y eso no significa ser un escritor ignorante de la oscuridad. Pienso que la luz es más difícil de ver que la oscuridad, pero no porque exista, sino porque exige entrenar más los ojos y entrenar más el corazón. Los escritores luminosos para mí han pasado ya por la oscuridad y han hecho el camino más largo. Muchos autores son muy implacables con sus personajes, muy crueles; yo me siento inclinado a ser tierno y benévolo con ellos.

E: ¿En qué medida influyó su abuelo en su forma de enfrentarse a la lectura y a la escritura?

P. d'Ors: Yo a mi abuelo no le conocí personalmente porque murió en el 54 y yo soy del 63, pero ha sido una figura muy presente en mi familia. Decidir ser escritor teniendo a Eugenio D'Ors como abuelo no ha sido fácil para mí. Porque el D'Ors por excelencia, siempre va a ser él. Aunque nunca se sabe...... (y se ríe). Pero sí, para mí era una persona de una categoría humana e intelectual de primerísimo orden. Muchas veces he respondido diciendo que mi abuelo ha sido una bendición y un estigma para mí, ambas cosas. Bendición porque me ha posibilitado moverme en una tradición familiar donde la cultura y la literatura tenían mucho predicamento; pero también estigma porque recuerdo que en el colegio, cuando hacía algo mal, solían reprochármelo con un: "Parece mentira que seas un D'Ors". Te cae entonces como una responsabilidad.

E: ¿Cuándo decidió prescindir de la "J" a la hora de firmar sus libros y por qué?

P. d'Ors: Lo primero que yo publiqué fue un anecdotario misionero, que no forma parte de mi biografía literaria porque no lo considero literatura; también una adaptación al teatro del "Cuento de Navidad", de Dickens. Esos textos los firmé como Pablo Juan D'Ors, que es como me llamo. Yo me llamo Pablo Juan porque mi padre se llamaba Juan Pablo, y él quería que yo fuese como él, pero al revés. Firmé Pablo J. ya en "El estreno", que fue realmente mi primer. La "J" desapareció con "Las ideas puras", mi segundo libro, no sé si por consejo del propio Herralde o de alguno de mis hermanos.

E: En "Andanzas del impresor Zollinger" cuenta que August no hubiera encontrado una choza en el bosque de St. Heiden si no hubiera construido la suya. ¿Dónde aprendió mejores parábolas, en Kafka o en los Evangelios?

P. d'Ors: Pues son precisamente para mí las dos fuentes parabólicas por excelencia: los Evangelios y Kafka. Pero me quedo con los Evangelios.

E: Más adelante, en el mismo libro, escribe: "era un experto en hacerse sordo a los ruidos externos". ¿Ya había aprendido a meditar cuando escribió esas palabras?

P. d'Ors: ¡Qué va, qué va! Si lo extraordinario de la escritura es que no es un testimonio de lo vivido, sino una profecía de lo que vas a vivir. Y por tanto te encuentras que luego vives lo que has escrito. Podría dar muchos ejemplos de cosas que he encontrado después de haberlas escrito. En aquella época, yo no meditaba en el sentido estricto. Claro que desde que tenía veinte años y entré en el seminario, hacíamos diariamente un tiempo de silencio. Pero no era el silenciamiento tal y como ahora lo entiendo.

E: ¿Qué le saca de quicio, si es que algo le desquicia?

P. d'Ors: Pues me desquicia la hipocresía, en primer lugar. También la frivolidad, por ejemplo, esos programas basura de la televisión, la verdad es que no los soporto. Me ponen enfermo. Y la maledicencia, hablar mal de los demás, también me parece que es algo muy grave. La ostentación, también me saca de quicio, o por lo menos me disgusta profundamente. El ruido, el ruido me saca de quicio. Eso sí.

E: ¿Escuchamos demasiado poco a los árboles, a los animales y a los otros?

P. d'Ors: Sí, el problema cuando hablamos del silencio, el problema número uno es nuestra dificultad para escuchar, para ponernos en el lugar del otro.....

E: Simone Weil otra vez......

P. d'Ors: Sí. ¿Por qué escuchar es difícil? Porque escuchar, al menos mientras estás escuchando, supone el olvido de ti. Lo que es difícil es olvidarse de uno mismo, y eso es a lo que enseña la meditación. La meditación enseña a no tenerte a ti como centro, sino a descentrarte para luego encontrarte. La meditación es un proceso de empobrecimiento que luego va a derivar en una riqueza extraordinaria, pero no deja de ser una pobreza espiritual, un vacío, que dicen en el budismo.

E: Dice que "un árbol no puede ser cortado impunemente sin permiso". Muchos, y estoy pensando en amigos y compañeros de trabajo, se reirían e ironizarían sobre esa frase. Y sin embargo no creo que se rieran ni se rían lo niños.

P. d'Ors: Muy bonito

E: ¿Abraza literal y metafóricamente a los árboles? ¿Nos iría mejor a los hombres si abrazáramos literal y metafóricamente a los árboles, como hacía Chejov?

P. d'Ors: En general, nos iría bien si abrazáramos más, árboles, personas y todo lo abrazable que exista. Creo que hay un aprendizaje también mediante el contacto corporal, y que eso es imprescindible como fuente de conocimiento. Cuando la parábola de Zollinger, yo no había abrazado a ningún árbol; fue a partir de ahí que empecé a abrazarlos de vez en cuando.

E: ¿Comparte los versos de Ezra Pound "dejad hablar al viento. Ese es el paraíso"?

P. d'Ors: Sí, es bonito. Lo comparto.

E: ¿Cómo se acompaña a un moribundo? ¿Es acaso la expresión máxima de la ética de la atención y el cuidado?

P. d'Ors: No sí si la expresión máxima, pero desde luego una de las expresiones más sublimes. Yo ahora mismo no cambiaría mi trabajo de acompañar a los enfermos y a los así llamados terminales por ningún otro. Porque tiene una densidad emocional, existencial, religiosa de primer orden. Empiezas a acompañar a los moribundos con decencia cuando no les ves como pobres hombres o pobres mujeres que se están muriendo, sino que empiezas a verles como espejos de tu propia indigencia, es decir, cuando te das cuenta de que ellos eres tú. Entonces ya cambia la clave, ya no eres la persona buena que estás echando una mano, sino que tú eres el que estás ahí, despidiéndote de la vida. Entonces es cuando se vive con la adecuada profundidad.

E: ¿Le da miedo la muerte?

P. d'Ors: La verdad es que no. Francamente. Puede parecer una chulería, pero no me da miedo morir. A veces, cuando escucho que la gente dice cómo ha luchado tal o tal persona por la vida, y que ha peleado hasta el final, yo pienso que no es que combatir por la vida no sea una virtud, pero creo que entregarla y rendirse también lo es. Y esto no lo dice nadie. Nunca lo sabes, pero creo que cuando me llegue ese momento a mí, yo voy a entregar la vida rápido. No creo que la única virtud sea la lucha. Más que la muerte, lo que me da miedo es no saber sufrir con dignidad.

E: ¿Quién es Pablo d'Dors?

P. d'Ors: Un hijo de Dios. Un hijo de Dios.

Ver artículo: http://www.abc.es/cultura/libros/20140826/abci-pablo-dors-virtud-atencion-201408261725.html#.VAR6RIrXYnA.facebook

jueves, 10 de diciembre de 2015

Un programa de meditación disminuye las Infecciones Respiratorias

Según un artículo publicado en Annals of Family Medicine, un programa de meditación de ocho semanas puede reducir la incidencia de infecciones respiratorias agudas (IRA). En un ensayo clínico con personas mayores de 50 años se provaron dos intervenciones: un programa de meditación y un programa de ejercicio físico. Para realizar la investigación se seleccionaron de forma aleatoria tres grupos de personas en los que se aplicaron en uno el programa de meditación, en el otro el programa de ejercicio físico y en el tercero no se realizó ninguna intervención. Los resultados de la investigación mostraron que tanto en el grupo que realizó meditación como ejercicio físico tuvieron un menor número de episodios de infecciones respiratorias agudas.
De los 154 adultos que iniciaron el estudio, 149 lo completaron  (82% mujeres, 94% de raza blanca, edad media 59,3 ± 6,6 años). Hubo 27 episodios de IRA y 257 días de la enfermedad IRA en el grupo de meditación (n = 51), 26 episodios  y 241 días de enfermedad en el grupo de ejercicio (n = 47), y 40 episodios  y 453 días en el grupo control (n = 51). La media de la gravedad global fue de 144 para la meditación, 248 para el ejercicio, y 358 para el control. En comparación con el control, la gravedad global fue significativamente menor para la meditación (p = 0,004). Tanto la gravedad global y total de días de enfermedad (duración) mostraron una tendencia más baja para el grupo de ejercicio (p = 0,16 y p = 0,032, respectivamente), y en el caso de la duración de la enfermedad para el grupo de meditación (p = 0,034).

jueves, 3 de diciembre de 2015

Información Taller de Habilidades Sociales



Podemos considerar que relacionarse es más que una habilidad, es todo un arte. Hay personas que parecen tener un "talento" especial, parecen haber tenido los factores personales y del entorno que han facilitado sus relaciones interpersonales, pero los que no disponemos de este talento, podemos aprender, cambiar o mejorar estas variables de nuestro comportamiento.


Este taller, que pretende ser eminentemente práctico, se dividirá en varios módulos:

  1. ¿Qué son las Habilidades Sociales?
  2. Derechos asertivos.
  3. Asertividad.
  4. Técnicas asertivas I: procedimientos de ataque y defensa.
  5. Técnicas asertivas II: procedimientos de ataque y defensa.
  6. Hacer y recibir críticas.
Existe la opción de cursar cada uno de los módulos de forma independiente o bien realizar el curso completo.
 
Se realizará en formato grupal, de modo que cada uno de los participantes pueda observar y aprender de la experiencia de sus compañer@, colaborando activamente.
 
Imparte: Virginia Álvarez Bécares - Psicóloga.
 
Fechas: Miércoles desde el 16 de Diciembre al 27 de Enero (exceptuando 6 de Enero).
 
Horario: de 20 a 22 h.
 
Información y Reserva: Centro Conciencia de Inmaculada Vallina
                                       Avda. Fernández Balsera, 19 - 4º A de Avilés
 
Teléfonos de Contacto: 985 564 760 / 608 072 107
 
Correo electrónico: recepcion.ivallina@gmail.com
 

lunes, 30 de noviembre de 2015

Los intereses que hay detrás del disgnóstico del TDAH - Entrevista a Marino Pérez Álvarez


Infocop  23/10/14
 
En los últimos años, el estudio sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) ha suscitado una gran controversia. A pesar de la multitud de investigaciones surgidas en torno a este trastorno, sigue sin existir consenso ni claridad en muchos de los aspectos que conforman el TDAH y su abordaje, lo que ha provocado una división en la comunidad científica, clínica y educativa.
 
Así, mientras que una parte afirma que se trata de un trastorno neurobiológico cuya elevada prevalencia representa un "problema de salud pública", la otra pone en tela de juicio la existencia misma de la hiperactividad, considerándola como una invención sin base científica parapetada tras la industria farmacéutica, cuya influencia tanto en la elaboración y desarrollo de Guías de Práctica Clínica (especialmente la española), como en el DMS (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) ha sido ampliamente cuestionada.
 
Para abordar este tema en profundidad, Infocop Online ha querido entrevistar a Marino Pérez Álvarez, Psicólogo especialista en Psicología Clínica y catedrático del Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo, que, junto con Fernando García de Vinuesa y Héctor González Pardo, es coautor del Libro "Volviendo a la Normalidad. La Invención del TDAH y del Trastorno bipolar infantil", a través del cual se realiza una amplia reflexión sobre todo lo anteriormente planteado, cuestionándose, entre otras muchas cosas, si la hiperactividad y el Trastorno bipolar infantil son "entidades clínicas i en realidad son problemas normales con los niños o ni siquiera problemas que, sin embargo se patologizan".
 
ENTREVISTA
 
Para introducir el tema, ustedes presentan su obra como una extensión al ámbito infantil de su anterior libro "La invención de los Trastornos Mentales" (González Pardo y Pérez Álvarez, 2007), ¿podría explicarnos el planteamiento de partida de este nuevo libro?
 
El libro anterior estaba centrado en el ámbito adulto, donde mostramos cómo, por ejemplo, la industria farmacéutica había logrado convertir la timidez de siempre en la categoría diagnóstica de fobia social, había recortado los síntomas más somáticos de la ansiedad para sacar el trastorno de pánico o había lanzado la depresión a niveles epidémicos, todo como estrategia para comercializar ciertos fármacos. Muchos nos preguntaban si algo de esto no estaría ocurriendo también en la infancia, señalando siempre al TDAH.
 
En páginas iniciales nos hablan del fenómeno de "Mcdonalización de la infancia", ¿en qué consiste y cómo se relaciona con el TDAH y el Trastorno bipolar infantil?
 
En una expresión acuñada por el psiquiatra infantil británico Sami Timimi para referirse a la patologización consistente en diagnosticar y medicar problemas normales que los adultos suelen tener con los niños y los adolescentes, típicamente, problemas de conducta relacionados con la atención y la dedicación a las tareas que "debieran" (de lo que sale el TDAH), así como con los berrinches y cambios de humor (de lo que sacan el trastorno bipolar o "trastorno de la desregularización disruptiva del humor", como viene en el DSM-5).
 
A la hora de diagnosticar ambos trastornos, ¿qué papel juegan las clasificaciones diagnósticas, tales como el DSM y el CIE?
 
Juegan un doble papel, como presunta descripción de entidades diagnósticas ahí dadas y como legitimación para su uso clínico y político (estadístico, criterios para prestación de ayudas, priorización de temáticas de investigación). Sin embargo, tales sistemas de clasificación carecen de validez (discriminativa, predictiva y conceptual), por más que puedan tener fiabilidad. Como bien sabe cualquier psicólogo, la fiabilidad no garantiza que aquello medido sirva para lo que se mide. Esta falta de validez está reconocida por importantes instituciones dentro de la propia psiquiatría, entre ellas el Instituto nacional de Salud Mental de EE.UU y la Red de Psiquiatría Crítica que lidera una campaña para la abolición precisamente de esos sistemas, por no hablar de otras instituciones y campañas como la Campaña Internacional Stop DSM de la plataforma A favor de la Psicopatología Clínica, que no Estadística, así como la posición crítica de la Asociación Británica de Psicología con su llamamiento internacional para abandonar definitivamente el modelo de "enfermedad y diagnóstico" en salud mental.
 
Centrándonos ya en el TDAH, ¿por qué su aceptación está tan generalizada? ¿Realmente es más frecuente de lo que se cree?
 
Aunque está en entredicho, su aceptación es amplia, si es que no generalizada. Ello se debe a una armonización de intereses, donde el problema vino curiosamente después de la solución. El caso es que el TDAH, como diagnóstico oficial, supone una solución para padres, clínicos, profesores, investigadores, políticos y fabricantes de fármacos. Así, los padres que están desbordados con problemas de atención y actividad de sus hijos, encuentran en el diagnóstico una explicación relativamente "tranquilizadora", un tratamiento por lo común medicación (como en cualquier enfermedad), así como comprensión, y puede que subvenciones de los laboratorios y del Gobierno. Por su parte, los clínicos "identifican" problemas más frecuentes de lo que se creía (según reza un eslogan) y, en particular, pediatras y psiquiatras dan "soluciones" establecidas y los psicólogos y psicopedagogos se dan a sí mismos estatus al modo médico. Los profesores también encuentras su justificación y "alivio" al saber que tal niño es "un TDAH" y los propios centros escolares también pueden tener su recompensa si reciben ayudas por casos diagnosticados, y estos quedan excluidos de las evaluaciones por las que se mide su nivel. Los investigadores tienen una mina para llevar a cabo estudios con la garantía de encontrar algo en lo que seguir profundizando. Los políticos también encuentran oportunidad para atender necesidades especiales reclamadas por unos y otros. Al final, los fabricantes de los medicamentos son los que se llevan el pastel, con el "trabajo sucio" de la reivindicación y oficialización hecha por otros.
 
¿Dónde está el problema, si todos ganan? El problema es para los niños, tanto más en la medida en que vivan "dopados" y sin haber aprendido posibles regulaciones de la atención y la actividad en función de contextos y tareas. Eso sí, podrán continuar la carrera TDAH como adultos.

En la actualidad se está extendiendo el diagnóstico de TDAH a los adultos, ¿qué opina a este respecto?

Es una extensión descarada de un "trastorno" típico de la infancia - donde ya carecía de entidad clínica -, para ampliar el mercado de la medicación. Como dice el psiquiatra francés Allen Frances en su "manifiesto contra los abusos de la psiquiatría" (en "¿Somos todos enfermos mentales?"), este diagnóstico podría convertirse en una moda. Ciertamente, el diagnóstico es muy fácil de hacer y de cumplir. A no ser que uno esté haciendo un cursillo Zen o todo le dé un poco igual, cualquier adulto medianamente atareado, sin siquiera llegar a estresado, difícilmente no puntuará en los ítems como se mide: "¿con qué frecuencia tiene dificultad para acabar los detalles de un proyecto, para ordenar las cosas en una tarea que requiere organización y para recordar citas u obligaciones?" y, "¿con qué frecuencia evita o retrasa tareas que requieren pensar mucho, agita o retuerce las manos o los pies cuando tiene que permanecer sentado mucho tiempo y se siente demasiado activo e impulsado a hacer cosas, como si lo empujase un motor?".

De nuevo, todos contentos: los propios pacientes que ahora se explican sus problemas, los clínicos como sagaces diagnosticadores dando en el clavo, y la industria que una vez más se las ha industriado para ampliar el mercado. Es interesante reparar, como señalamos en nuestro libro, el trasvase de diagnósticos de la infancia a la vida adulta a cuenta del TDAH, y de la vida adulta a la infancia a cuenta, en este caso, del trastorno bipolar facturado para niños y adolescentes como "trastorno de la desregularización disruptiva del humor".

En relación con el tratamiento médico, según datos del Informe del Observatorio Europeo de Políticas y Sistemas Sanitarios de la OMS, en los últimos años ha habido un aumento significativo de prescripciones de psicofármacos directamente proporcional al número de diagnósticos de hiperactividad. Sin embargo, los datos señalan claras diferencias entre los países de la Unión Europea, ¿a qué cree que se debe esta disparidad entre países?

Así, por ejemplo, España está en la cabeza del diagnóstico del TDAH y de la correspondiente prescripción de estimulantes, con una tendencia creciente después de la iniciativa del Congreso de los Diputados para dedicarle un día internacional y de su inclusión en la LOMCE, mientras que en Francia apenas existe. En Francia, por las razones que sean, al abuso de los sistemas diagnósticos y del marketing farmacéutico es menor, al menos en este caso, cosa que supongo estará preocupando a la industria del ramo. Puede deberse a que en Francia los problemas con los niños, por los que en otros países se diagnostica TDAH, están integrados y asumidos en la educación familiar. Puede que, además, la mayor presencia de la tradición psicodinámica prevenga esa tendencia a patologizar los problemas normales. Por su parte, en España, la "conexión" entre la industria (particularmente la compañía Shire, que es la que más preparados tiene en cartera para el TDAH) y la práctica clínica parece ser más fluida, vía Parlamento Europeo (con su libro blanco sobre el TDAH), Congreso de los Diputados, Ley de Educación (LOMCE) y Comunidades Autonómicas particularmente sensibles a estas "necesidades especiales". Todo ello, seguramente, después de que los políticos fueran influidos por oportunos Planes de Acción promovidos por la propia industria, con la inestimable ayuda de "expertos" y "líderes de opinión". Al final, pareciera que lo políticamente correcto fuera subirse al carro del TDAH, al margen de lo científicamente correcto que sea y de a qué intereses sirva. ¿Es que los políticos no tienen cosas mejores que hacer, empezando por preocuparse por la patologización de la infancia, en vez de contribuir a ella?

A su juicio, ¿considera que en España se están siguiendo las recomendaciones sanitarias básicas en cuanto a la prescripción de medicación para este trastorno? Y en el resto de países, ¿se están siguiendo las incluidas en las Guías de Práctica Clínica internacionales?

De acuerdo con nuestro planteamiento, según el cual el TDAH no sería más que una etiqueta para ciertos problemas que los adultos tienen con la atención y la actividad de los niños, sin la presunta entidad clínica (ni diagnóstica ni etiológica) no tampoco medicación específica que se supone, ya la existencia de Guías de Práctica Clínica es presuntuosa, como si hubiera guías, permítase el ejemplo, para "endemoniados": dando por hecho de que existen, pero reclamando una práctica sensata a fin de evitar el sobrediagnóstico y a la vez asegurar que los casos auténticos no queden sin diagnosticar. Dada la "institucionalización" que ya tiene el TDAH (como diagnóstico oficial, reconocimiento como necesidad educativa especial, profesionales que lo tratan, asociaciones de afectados, etc), las Guías son necesarias, pero para desenmascarar los mitos e intereses creados a su costa y resituar el problema en su contexto que no es otro que el del aprendizaje y educación de la atención y la actividad en los niños, seguramente una tarea más difícil de lo que se pensaba, sobre todo, en el mundo de hoy.

Sin negar el problema, su solución no debiera ser a costa de "enfermar" a los niños. En vista de lo visto, habría que cuidar mucho, y todo celo aquí sería poco, acerca de que las Guías no estén "asesoradas" por expertos con intereses en el diagnóstico, lo que sería como si los lobos hicieran los cercados para las ovejas.

Recientemente, el Gobierno ha hecho pública la intención de actualizar la Guía de Práctica clínica sobre el TDAH del Ministerio de Sanidad, Política social e Igualdad a lo largo de este año 2014. Como experto en el tema, ¿qué cambios introduciría a fin de mejorar la versión actual?

Ante todo, habría que cambiar los "expertos" que asesoren y elaboren la Guía que pudieran tener intereses en "mejorar" la Guía. Cuanto más se parezca la guía al análisis crítico del Boletín de Información Farmacoterapéutica de Navarra titulado "Atentos al déficit de atención (TDAH): entre la naturaleza incierta y la prescripción hiperactiva", mejor será. Otra buena guía es la dirigida por el psiquiatra infantil británico Sami Timimi titulada "Mis-Understanding ADHD The complete guide for parents to aternatives to drugs".

Como ya sabe, la nueva Ley de Educación Española (LOMCE) contempla el TDAH dentro del grupo de niños con Necesidades Educativas Especiales, ¿qué implicaciones tiene su inclusión dentro de la Ley? ¿Cómo se explica usted que se haga mención expresa al TDAH a pesar de la controversia existente por la falta de evidencia científica con respecto a su existencia y que, sin embargo, la LOMCE no contemple expresamente otros como, por ejemplo, los trastornos del Espectro Autista?

Los políticos, empezando por el Parlamento Europeo, el Congreso de los Diputados de España, y ahora la LOMCE han tomado cartas en un asunto sub iúdice, decantándose por un lado de la controversia, el que al final resulta insostenible. Dejando aparte su buena intención, los políticos han optado por lo que creen "políticamente correcto", a expensas de lo que sería científicamente correcto, como mínimo, abstenerse de terciar en un tema que se habría de dirimir en un plano de revisión crítica y, como mejor, preocuparse por la posible patologización de la infancia. Esta decantación se debe, en mi opinión, al poderoso lobby farmacéutico, que supo y pudo influir en las decisiones políticas. Y ahora ahí tienes a los políticos y las políticas haciendo lo que en cierta manera no deja de ser el "trabajo sucio" de la industria, como lo pueda ser la propaganda y oficialización de un diagnóstico sin fundamento del que harán negocio.

En este libro se menciona el concepto de disease mongering o promoción de enfermedades aplicado al TDAH, ¿qué resultados persigue? ¿Cómo se relaciona con las iniciativas anteriores?

La expresión define una estrategia de marketing farmacéutico consistente, efectivamente, en promover enfermedades, tratando de convencer a gente que está esencialmente bien, de que está enferma, y a gente que está algo enferma de que está muy enferma, con el fin de buscar un mercado para un preparado. La expresión fue acuñada en 1992 por la periodista Lyn Payer, especializada en temas médicos, en su libro "Promotores de enfermedades: lo que hacen los médicos, las compañías farmacéuticas y las aseguradoras para que se sienta usted enfermo". La expresión tuvo un relanzamiento de parte del también periodista y académico con publicaciones en las principales revistas médicas Ray Moynihan, autor del libro "Vendiendo enfermedades". Esta estrategia no respeta ni a la infancia, tomada como "nicho" de expansión de medicamentos.

De acuerdo con el título del libro, ¿cómo se puede "volver a la normalidad"? ¿Qué papel puede jugar la Psicología en este sentido?

No es fácil volver a la normalidad, dada la armonía de intereses implicados en la patologización. Pero tampco es para resignarse, ni conformarse con libros desenmascaradores, por más que necesarios. La posible vuelta a la normalidad tiene varios frentes y niveles. Uno es el desmantelamiento de la "máquina del marketing" que, de acuerdo con Allen Frances, supone entre otras acciones acabar con las campañas de "sensibilización a la población" (so pretexto de concienciación y educación de la gente), acabar con el respaldo financiero por parte de la industria a sociedades de pacientes, así como a organizaciones médicas profesionales y a agencias de investigación y acabar también "con las fiestas, cenas, regalos promocionales y formación médica a doctores o estudiantes de medicina por la industria farmacéutica".

Hay otro nivel más básico, concerniente a la educación propiamente de la gente, empezando por los niños, en la dirección de promover un sentido de persona que enfatice la fortaleza y capacidad de recuperación en vez de la vulnerabilidad, el desvalimiento y el victimismo. La vuelta a la normalidad pasa por reasumir los problemas de la vida, como tales problemas, en vez de como supuestas enfermedades. El eslogan sería: "más hacerse cargo de la vida que victimarse". Es de esperar que el consumo inteligente llegue también al afrontamiento de los problemas normales de la vida.

Por su parte, la Psicología tiene un doble papel consistente en desvelar la patologización y predicar con el ejemplo. Si el primer papel lo representan los libros como el nuestro, mostrando que los problemas de la vida no por serlo son problemas psicológicos y que los problemas psicológicos no son enfermedades, el segundo se lleva a cabo en la propia práctica profesional. Se refiere, por ejemplo, a la "normalización de los problemas", como de hecho ya es usual en Psicología, que es tomarlos en serio y, a la vez, situarlos en el contexto de la propia vida como respuestas normales dadas las circunstancias. Se refiere también a la posibilidad de prestar ayuda sin sentirse obligado ni en la necesidad de emitir diagnósticos, definiendo el problema en sus propios términos. Los diagnósticos formales los necesitan los sistemas burocráticos para sus estadísticas, no tanto los propios pacientes, consultantes o usuarios, como no sea para informes y facturaciones. Lo que necesitan los clínicos son evaluaciones, valoraciones, análisis funcionales, "diagnósticos relacionales" y, en definitiva, discernir, distinguir y reconocer, que es lo que significa "diagnosis". Dentro de esto, acaso bastarían unas cuantas grandes distinciones "clásicas", no superadas, relativas a problemas neuróticos, psicóticos, del desarrollo de la personalidad, de acuerdo con Sami Timimi en su entrevista en Infocop (http://www.infocop.es/view_article.asp?id=5225). Los consultantes requieren, a veces, un diagnóstico que, por lo demás, puede ser "tranquilizador" y hasta terapéutico y que el clínico no tendría dificultad en proporcionar e integrar en la ayuda que presta. Un clínico puede ser "ateo" de los diagnósticos y utilizarlos cuando sea requerido, del mismo modo que si fuera ateo propiamente dicho respetarías las creencias religiosas de sus clientes, incluyendo su posible contribución a la ayuda.

Para finalizar, ¿le gustaría añadir algún otro comentario?

No son infrecuentes críticas al TDAH señalando que el problema con él es el posible "sobrediagnóstico", cuando el problema es, en realidad su entidad. Se suele señalar también que el TDAH requiere un abordaje "multidisciplinar", convocando a pediatras, neurólogos, psiquiatras, psicólogos, pedagogos. Por sensato que parezca semejante abordaje, en este caso, no hace sino acumular "datos", de los que "sacar tajada". De nuevo, la cuestión es de entidad. No si se diagnostican demasiados "endemoniados", porque solamente unos pocos los auténticos, sino qué entidad es ésa, qué se quiere decir con esa etiqueta y qué problemas refiere.

Ver artículo: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=5324

miércoles, 25 de noviembre de 2015

MEDITACION Y NEUROCIENCIAS

 
Que los estados mentales son estados cerebrales parece poco discutible: nuestras actividades mentales sólo son funciones cerebrales, redes neuronales. El dualismo mente-cuerpo, además de carecer de apoyo empírico, es una hipótesis que va contra la regla de oro del método científico: no multiplicar innecesariamente los entes, las causas, para explicar los fenómenos. Nuestra mente es la función de un órgano, de un sistema, el cerebro.

Las resistencias dualistas proceden tanto de las viejas creencias religiosas y metafísicas como de la experiencia cotidiana subjetiva. Como somos conscientes de nuestras ideas y sensaciones, pensamos que tienen algún tipo de realidad ajena a lo material. Nos resulta muy extraño comprender que el significado de una palabra, una imagen o un recuerdo sólo sean conexiones sinápticas. Cuestión de perspectiva. Cuestión de tiempo. Hace siglos se consideraba ridículo defender el heliocentrismo porque parecía obvio que no nos movíamos.

En pocas décadas estas resistencias dualistas están cediendo. O los dualistas se han convencido de su error o han desarrollado una versión sofisticada que encaje con las investigaciones actuales de la neurociencia. Esta versión diría que el cerebro y el alma trabajan en paralelo, o algo parecido. Así que en la práctica habría que explorar el cerebro, sea uno materialista o dualista sofisticado.

Hace décadas que estudiamos la localización de las funciones mentales básicas, como el lenguaje, el razonamiento, la percepción o la memoria. Los daños en un área determinada del cerebro implican el mal funcionamiento de una o varias operaciones mentales. Las lesiones han revelado mucha información. Al mismo tiempo, la aplicación de técnicas de neuroimagen nos muestra qué estructuras están activadas mientras ejecutamos una tarea. La precisión de estas técnicas nos ofrece la posibilidad de analizar procesos complejos.

Las aplicaciones de los descubrimientos de las neurociencias a la educación son cada vez más frecuentes. Como ha ocurrido siempre en la ciencia, las ideas útiles pueden venir del campo menos pensado. En la revista Investigación y Ciencia (enero 2015), aparece publicado un artículo titulado "En el cerebro del meditador", escrito por Mathieu Ricard, monje budista con formación en biología celular, Antoine Lutz, investigador en neurobiología de la meditación, y Richard J. Davidson, experto en neuroimagen y comportamiento. Los autores han estudiado los cambios cerebrales que producen la contemplación y las técnicas de meditación.

En 2005 el líder del budismo tibetano fue invitado por la Sociedad de Neurociencia para dar un discurso en su reunión anual, en Washington D.C. Aunque muchos científicos protestaron, el dalái lama planteó una pregunta muy interesante. "¿Qué relación podría haber entre el budismo, una antigua tradición filosófica y espiritual de la India, y la ciencia moderna?". Ya con anterioridad había promovido la creación del Instituto de Mente y Vida, dedicado al estudio de la ciencia contemplativa. Y el año 2000 propuso a los científicos que analizaran la actividad cerebral de los meditadores budistas expertos.

Los ejercicios de meditación parece que aportan beneficios: ayudan a reducir el estrés, la depresión, o el dolor crónico. La meditación proporciona tranquilidad y sensación de bienestar general. Los escépticos siempre han dudado de los efectos reales de estas técnicas espirituales. Ahora, con la comparación de la actividad cerebral de meditadores expertos y no meditadores, los científicos han podido constatar los cambios fisiológicos concretos que produce la meditación: reorganiza las conexiones de los circuitos cerebrales.

En el artículo se mencionan tres formas de meditación: atención focalizada, consciencia plena y compasión. Estos tipos de meditación son practicados, nos dicen, en colegios y hospitales de todo el mundo. Los investigadores han analizado los estados cerebrales asociados al ejercicio de atención focalizada, que consiste en centrar la mente en la respiración, evitando la distracción. En el proceso intervienen diferentes áreas de la corteza prefrontal medial, del giro cingulado posterior, etc. El resultado obtenido es claro: los meditadores expertos mostraban una mayor actividad en esas zonas que los novatos. Pero los más experimentados de todos exhibían un poco menos de actividad que los expertos. Esto significa que sus redes neuronales pueden ejecutar la tarea con menos esfuerzo, de forma más automática.

También analizan los efectos de la consciencia plena, que consiste en desarrollar un estado mental "que responda de forma menos visceral a las emociones, pensamientos y sensaciones." Los sujetos que practican este tipo de meditación mejoran en el proceso de la atención sensorial. Si te muestran dos estímulos muy seguidos, al fijarte en el primero ya no percibes el segundo. Los que han meditado sí consiguen ver el segundo. Se modifica la intensidad de la respuesta al primer estímulo. Esta distribución de la atención es útil para los tratamientos del dolor. 

Por último, el estudio de los efectos neuronales de la tercera forma de meditación, la compasión y la benevolencia, revela que los meditadores expertos presentan mayor actividad cerebral en las áreas encargadas de la empatía, las cortezas somatosensorial e insular. Puede ser muy interesante para la educación saber cómo mejorar el control de la atención y la empatía.

Por Juan Carlos González García
 


martes, 17 de noviembre de 2015

La escucha de música con mindfulness: nueva terapia en la depresión

 
 
La depresión es uno de los problemas de salud mental más comunes. Aunque la terapia con medicamentos y terapia cognitivo-conductual siguen siendo los tratamientos más populares y eficaces, intervenciones alternativas, como escuchar música con atención plena de la atención plena han ganado terreno como una posible intervención. La investigación sobre el intervenciones que utilizan la práctica de mindfulness o atención plena al escuchar música se están mostrando como muy eficaces en el tratamiento de la depresión.
 
En un artículo publicado en la revista "Journal of Creativity in Mental Health", Kristen J. Eckhardt  y Julie A. Dinsmore proponen una intervención combinada llamada "Escuchar música con atención consciente", durante la cual las personas con depresión usan la atención consciente  mientras escuchan música de  modo que etiquetan, discuten o rotulan sus emociones para aprender a manejarlas. Como posibles ventajas, los autores indican que la persona desarrolla una mayor auto-conciencia, una mejor regulación emocional, y un mejor vínculo terapeuta-cliente.
Si se desea más información puede consultar el artículo en el siguiente vínculo

Ver artículo: http://www.respiravida.net/investigaciones/musica-mindfulness

lunes, 16 de noviembre de 2015

La meditación mindfulness reduce el dolor mejor que el placebo

Es un 16% más efectiva, demuestra un estudio realizado en EEUU.
 
Científicos del Wake Forest Baptist medical Center de EEUU han descubierto que la meditación mindfulness reduce el dolor de manera más efectiva (un 16% más) que el placebo. También se ha comprobado que esta técnica meditativa activa respuestas cerebrales distintas a las que activa el placebo, lo que ayuda a que las sensaciones dolorosas "se desvanezcan".
 

 
Científicos del Wake Forest Baptist Medical Center de EEUU han descubierto que la meditación mindfulness reduce el dolor de manera más efectiva que el placebo. El mindfulness consiste en centrar la atención continuamente en la respiración, las sensaciones corporales y el contenido mental, mientras se está sentado, se camina o se practica yoga.
 
El hallazgo resulta significativo porque normalmente se demuestra la eficacia de los tratamientos clínicos y farmacológicos en ensayos controlados con placebo.
 
La investigación mostró que los participantes del estudio que practicaron el mindfulness notaron un mayor alivio del dolor que aquellos a los que se les suministró el placebo.
 
Además, escáneres cerebrales realizados mostraron que este tipo de meditación producía patrones de actividad cerebral muy distintos a aquellos que provocaba un placebo aplicado para reducir el dolor.
 
Para la investigación se utilizó por tanto un enfoque de dos vías: por un lado, se evaluó el dolor de los participantes y, por otro, se registraron las imágenes de sus cerebros. El objetivo era determinar si la meditación mindfulness es simplemente un efecto placebo.
 
"Estábamos completamente sorprendidos por los resultados", afirma el neurobiólogo Fadel Zeidan, autor del estudio. "Aunque pensamos que habría cierto solapamiento en las regiones cerebrales entre meditación y placebo, los resultados de este estudio aportan nuevas evidencias objetivas de que la meditación mindfulness reduce el dolor de una manera única", añade en un comunicado del Wake Forest Baptist Medical Center.
 
Características de la investigación
 
En el estudio participaron 75 personas sanas, sin dolor, que fueron asignadas por azar a uno de estos cuatro grupos: el que practicó el mindfulness, un grupo que practicó una "meditación placebo" o falsa, otro grupo al que se le suministró un placebo en forma de crema analgésica (en realidad era vaselina), y un grupo de control.
 
El dolor fue inducido a los voluntarios con una sonda térmica que calentó una pequeña área de su piel hasta los 49ºC. Este es un nivel de calor que la mayoría de la gente encuentra muy doloroso.
 
Los participantes evaluaron a continuación la intensidad del dolor que habían sentido (sensación física) y su respuesta emocional a él. Además, sus cerebros fueron sometidos a escáneres, en concreto, a una técnica conocida como imágenes de resonancia magnética (RM) de perfusión por marcado arterial de spin (Arterial Spin Labeling ASL). Estos escáneres se hicieron antes y después de las intervenciones por grupo, que duraron cuatro días.
 
Resultados obtenidos
 
El grupo de meditación mindfulness informó de una reducción en la intensidad de su dolor de un 27%, así como de una reducción del 44% en la respuesta emocional al dolor. En comparación, la crema placebo redujo la sensación de dolor en un 11% y el aspecto emocional del dolor en un 13%.
 
Además, "las imágenes pro resonancia magnética mostraron por primera vez que la meditación mindfulness producía patrones de actividad cerebral diferentes a los producidos por la crema placebo", señala Zeidan.
 
Efectos en el cerebro
 
En concreto, este tipo de meditación redujo el dolor gracias a que activaba regiones cerebrales (la corteza orbitofrontal y el córtex del cíngulo anterior) relacionadas con el autocontrol del dolor; mientras que la crema placebo lo hizo gracias a una reducción en la actividad cerebral de las áreas de procesamiento del dolor (la corteza somatosensorial secundaria).
 
Otra región del cerebro, el tálamo, se desactivó durante la meditación mindfulness, pero se activó bajo todas las demás condiciones. Esta región del cerebro sirve como puerta de entrada a la información sensorial a los centros superiores del cerebro. Así que, al desactivar el tálamo con el mindfulness las señales sobre el dolor simplemente se desvanecieron, asegura Zeidan.
 
Menos dolor físico y emocional
 
Por otra parte, el mindfulness también fue significativamente superior en la reducción de la intensidad del dolor y de la respuesta emocional al dolor que la meditación placebo.
 
El grupo que hizo meditación "falsa" presentó una disminución relativamente pequeña en la intensidad del dolor (del 9%) y en la respuesta emocional al dolor (24%). Esto último sugiere que la meditación placebo puede haber reducido el dolor gracias simplemente al efecto de relajación que provoca.
 
Zeidan y su equipo concluyen que los resultados generales demuestran que 20 minutos de meditación mindfulness podrían mejorar el tratamiento del dolor en un entorno clínico; aunque señalan que, dado que el estudio se hizo con personas sanas, no saben si esta meditación podría funcionar con personas que padecen verdadero dolor o dolor crónico.
 
Lo que sí que se ha probado, sin embargo, es que el mindfulness puede ayudar a pacientes que sufran enfermedades inflamatorias crónicas, como la artritis reumatoide, la enfermedad inflamatoria intestinal o el asma. Esto se demostró en un estudio de 2013 realizado por neurocientíficos de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU). También se ha comprobado que el mindfulness puede aliviar el dolor anímico, esto es, los síntomas de la depresión.
 

viernes, 13 de noviembre de 2015

Meditar puede ser tan efectivo como medicarse para combatir la depresión


Londres, 30 nov (EFE).- Meditar puede resultar tan efectivo o más que medicarse para hacer frente a la depresión, según un estudio realizado por la Universidad de Exeter (Reino Unido).

El estudio se ha basado en técnicas de meditación budista y su resultado es un tratamiento bautizado como "terapia cognitiva basada en la plena consciencia" (MBCT por sus siglas en inglés), que propone una alternativa natural a los antidepresivos químicos.
 
La meditación propone a los pacientes centrarse en su existencia presente, en vez de obsesionarse con el pasado y el futuro, afirmó el profesor Willem Kuyken, director del estudio, que publica este lunes la revista "Journal of Consulting and Clinical Psychology".

Kuyken, que trabaja en el Centro de Trastornos de la Conducta de la Universidad de Exeter, explicó que se escogió a dos grupos de personas con un largo historial depresivo, a uno de los cuales se trató con los medicamentos habituales y al otro con la terapia zen.

Ambos tratamientos se prolongaron durante ocho semanas, tras las cuales se dejó pasar un periodo de 15 meses al término del cual se constató que un 60% de quienes se trataron con antidepresivos habían recaído, frente a un 47% de recaídas entre quienes habían meditado.

El profesor Kuyken señaló que los antidepresivos "funcionan mientras se toman y son muy eficaces a la hora de reducir los síntomas de la depresión", pero añadió que "cuando la gente deja de tomarlos se es extremadamente vulnerable a una eventual recaída".

"La terapia MBCT propone un enfoque diferente; enseña a la gente habilidades prácticas. Lo que hemos demostrado con este estudio es que, cuando los pacientes se esfuerzan, estas habilidades de meditación les ayudan a mantenerse en buenas condiciones", aseguró.

Para Kuyken, se trata "de una opción viable para buena parte de las personas con esta enfermedad" y abre una vía mucho menos costosa para los servicios sanitarios, que podrían rebajar su factura farmacéutica y podrían tratar a más pacientes a la vez.

El estudio ofrece el testimonio de Di Cowan, un profesor de matemáticas de 53 años que tomó antidepresivos durante 15 años antes de unirse al grupo de meditación objeto del estudio.

Cowan explica que practica técnicas de meditación cuatro o cinco días a la semana, que le han ayudado "inmensamente".

"Me han procurado la capacidad para levantarme frente a cosas que antes me habrían derribado, pensar en cómo superarlas y obtener una solución para seguir adelante", indicó este paciente.

Ver artículo: http://www.respiravida.net/investigaciones/meditar-puede-ser-tan-efectivo-como-medicarse-para-combatir-la-depresion