lunes, 30 de noviembre de 2015

Los intereses que hay detrás del disgnóstico del TDAH - Entrevista a Marino Pérez Álvarez


Infocop  23/10/14
 
En los últimos años, el estudio sobre el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) ha suscitado una gran controversia. A pesar de la multitud de investigaciones surgidas en torno a este trastorno, sigue sin existir consenso ni claridad en muchos de los aspectos que conforman el TDAH y su abordaje, lo que ha provocado una división en la comunidad científica, clínica y educativa.
 
Así, mientras que una parte afirma que se trata de un trastorno neurobiológico cuya elevada prevalencia representa un "problema de salud pública", la otra pone en tela de juicio la existencia misma de la hiperactividad, considerándola como una invención sin base científica parapetada tras la industria farmacéutica, cuya influencia tanto en la elaboración y desarrollo de Guías de Práctica Clínica (especialmente la española), como en el DMS (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) ha sido ampliamente cuestionada.
 
Para abordar este tema en profundidad, Infocop Online ha querido entrevistar a Marino Pérez Álvarez, Psicólogo especialista en Psicología Clínica y catedrático del Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo, que, junto con Fernando García de Vinuesa y Héctor González Pardo, es coautor del Libro "Volviendo a la Normalidad. La Invención del TDAH y del Trastorno bipolar infantil", a través del cual se realiza una amplia reflexión sobre todo lo anteriormente planteado, cuestionándose, entre otras muchas cosas, si la hiperactividad y el Trastorno bipolar infantil son "entidades clínicas i en realidad son problemas normales con los niños o ni siquiera problemas que, sin embargo se patologizan".
 
ENTREVISTA
 
Para introducir el tema, ustedes presentan su obra como una extensión al ámbito infantil de su anterior libro "La invención de los Trastornos Mentales" (González Pardo y Pérez Álvarez, 2007), ¿podría explicarnos el planteamiento de partida de este nuevo libro?
 
El libro anterior estaba centrado en el ámbito adulto, donde mostramos cómo, por ejemplo, la industria farmacéutica había logrado convertir la timidez de siempre en la categoría diagnóstica de fobia social, había recortado los síntomas más somáticos de la ansiedad para sacar el trastorno de pánico o había lanzado la depresión a niveles epidémicos, todo como estrategia para comercializar ciertos fármacos. Muchos nos preguntaban si algo de esto no estaría ocurriendo también en la infancia, señalando siempre al TDAH.
 
En páginas iniciales nos hablan del fenómeno de "Mcdonalización de la infancia", ¿en qué consiste y cómo se relaciona con el TDAH y el Trastorno bipolar infantil?
 
En una expresión acuñada por el psiquiatra infantil británico Sami Timimi para referirse a la patologización consistente en diagnosticar y medicar problemas normales que los adultos suelen tener con los niños y los adolescentes, típicamente, problemas de conducta relacionados con la atención y la dedicación a las tareas que "debieran" (de lo que sale el TDAH), así como con los berrinches y cambios de humor (de lo que sacan el trastorno bipolar o "trastorno de la desregularización disruptiva del humor", como viene en el DSM-5).
 
A la hora de diagnosticar ambos trastornos, ¿qué papel juegan las clasificaciones diagnósticas, tales como el DSM y el CIE?
 
Juegan un doble papel, como presunta descripción de entidades diagnósticas ahí dadas y como legitimación para su uso clínico y político (estadístico, criterios para prestación de ayudas, priorización de temáticas de investigación). Sin embargo, tales sistemas de clasificación carecen de validez (discriminativa, predictiva y conceptual), por más que puedan tener fiabilidad. Como bien sabe cualquier psicólogo, la fiabilidad no garantiza que aquello medido sirva para lo que se mide. Esta falta de validez está reconocida por importantes instituciones dentro de la propia psiquiatría, entre ellas el Instituto nacional de Salud Mental de EE.UU y la Red de Psiquiatría Crítica que lidera una campaña para la abolición precisamente de esos sistemas, por no hablar de otras instituciones y campañas como la Campaña Internacional Stop DSM de la plataforma A favor de la Psicopatología Clínica, que no Estadística, así como la posición crítica de la Asociación Británica de Psicología con su llamamiento internacional para abandonar definitivamente el modelo de "enfermedad y diagnóstico" en salud mental.
 
Centrándonos ya en el TDAH, ¿por qué su aceptación está tan generalizada? ¿Realmente es más frecuente de lo que se cree?
 
Aunque está en entredicho, su aceptación es amplia, si es que no generalizada. Ello se debe a una armonización de intereses, donde el problema vino curiosamente después de la solución. El caso es que el TDAH, como diagnóstico oficial, supone una solución para padres, clínicos, profesores, investigadores, políticos y fabricantes de fármacos. Así, los padres que están desbordados con problemas de atención y actividad de sus hijos, encuentran en el diagnóstico una explicación relativamente "tranquilizadora", un tratamiento por lo común medicación (como en cualquier enfermedad), así como comprensión, y puede que subvenciones de los laboratorios y del Gobierno. Por su parte, los clínicos "identifican" problemas más frecuentes de lo que se creía (según reza un eslogan) y, en particular, pediatras y psiquiatras dan "soluciones" establecidas y los psicólogos y psicopedagogos se dan a sí mismos estatus al modo médico. Los profesores también encuentras su justificación y "alivio" al saber que tal niño es "un TDAH" y los propios centros escolares también pueden tener su recompensa si reciben ayudas por casos diagnosticados, y estos quedan excluidos de las evaluaciones por las que se mide su nivel. Los investigadores tienen una mina para llevar a cabo estudios con la garantía de encontrar algo en lo que seguir profundizando. Los políticos también encuentran oportunidad para atender necesidades especiales reclamadas por unos y otros. Al final, los fabricantes de los medicamentos son los que se llevan el pastel, con el "trabajo sucio" de la reivindicación y oficialización hecha por otros.
 
¿Dónde está el problema, si todos ganan? El problema es para los niños, tanto más en la medida en que vivan "dopados" y sin haber aprendido posibles regulaciones de la atención y la actividad en función de contextos y tareas. Eso sí, podrán continuar la carrera TDAH como adultos.

En la actualidad se está extendiendo el diagnóstico de TDAH a los adultos, ¿qué opina a este respecto?

Es una extensión descarada de un "trastorno" típico de la infancia - donde ya carecía de entidad clínica -, para ampliar el mercado de la medicación. Como dice el psiquiatra francés Allen Frances en su "manifiesto contra los abusos de la psiquiatría" (en "¿Somos todos enfermos mentales?"), este diagnóstico podría convertirse en una moda. Ciertamente, el diagnóstico es muy fácil de hacer y de cumplir. A no ser que uno esté haciendo un cursillo Zen o todo le dé un poco igual, cualquier adulto medianamente atareado, sin siquiera llegar a estresado, difícilmente no puntuará en los ítems como se mide: "¿con qué frecuencia tiene dificultad para acabar los detalles de un proyecto, para ordenar las cosas en una tarea que requiere organización y para recordar citas u obligaciones?" y, "¿con qué frecuencia evita o retrasa tareas que requieren pensar mucho, agita o retuerce las manos o los pies cuando tiene que permanecer sentado mucho tiempo y se siente demasiado activo e impulsado a hacer cosas, como si lo empujase un motor?".

De nuevo, todos contentos: los propios pacientes que ahora se explican sus problemas, los clínicos como sagaces diagnosticadores dando en el clavo, y la industria que una vez más se las ha industriado para ampliar el mercado. Es interesante reparar, como señalamos en nuestro libro, el trasvase de diagnósticos de la infancia a la vida adulta a cuenta del TDAH, y de la vida adulta a la infancia a cuenta, en este caso, del trastorno bipolar facturado para niños y adolescentes como "trastorno de la desregularización disruptiva del humor".

En relación con el tratamiento médico, según datos del Informe del Observatorio Europeo de Políticas y Sistemas Sanitarios de la OMS, en los últimos años ha habido un aumento significativo de prescripciones de psicofármacos directamente proporcional al número de diagnósticos de hiperactividad. Sin embargo, los datos señalan claras diferencias entre los países de la Unión Europea, ¿a qué cree que se debe esta disparidad entre países?

Así, por ejemplo, España está en la cabeza del diagnóstico del TDAH y de la correspondiente prescripción de estimulantes, con una tendencia creciente después de la iniciativa del Congreso de los Diputados para dedicarle un día internacional y de su inclusión en la LOMCE, mientras que en Francia apenas existe. En Francia, por las razones que sean, al abuso de los sistemas diagnósticos y del marketing farmacéutico es menor, al menos en este caso, cosa que supongo estará preocupando a la industria del ramo. Puede deberse a que en Francia los problemas con los niños, por los que en otros países se diagnostica TDAH, están integrados y asumidos en la educación familiar. Puede que, además, la mayor presencia de la tradición psicodinámica prevenga esa tendencia a patologizar los problemas normales. Por su parte, en España, la "conexión" entre la industria (particularmente la compañía Shire, que es la que más preparados tiene en cartera para el TDAH) y la práctica clínica parece ser más fluida, vía Parlamento Europeo (con su libro blanco sobre el TDAH), Congreso de los Diputados, Ley de Educación (LOMCE) y Comunidades Autonómicas particularmente sensibles a estas "necesidades especiales". Todo ello, seguramente, después de que los políticos fueran influidos por oportunos Planes de Acción promovidos por la propia industria, con la inestimable ayuda de "expertos" y "líderes de opinión". Al final, pareciera que lo políticamente correcto fuera subirse al carro del TDAH, al margen de lo científicamente correcto que sea y de a qué intereses sirva. ¿Es que los políticos no tienen cosas mejores que hacer, empezando por preocuparse por la patologización de la infancia, en vez de contribuir a ella?

A su juicio, ¿considera que en España se están siguiendo las recomendaciones sanitarias básicas en cuanto a la prescripción de medicación para este trastorno? Y en el resto de países, ¿se están siguiendo las incluidas en las Guías de Práctica Clínica internacionales?

De acuerdo con nuestro planteamiento, según el cual el TDAH no sería más que una etiqueta para ciertos problemas que los adultos tienen con la atención y la actividad de los niños, sin la presunta entidad clínica (ni diagnóstica ni etiológica) no tampoco medicación específica que se supone, ya la existencia de Guías de Práctica Clínica es presuntuosa, como si hubiera guías, permítase el ejemplo, para "endemoniados": dando por hecho de que existen, pero reclamando una práctica sensata a fin de evitar el sobrediagnóstico y a la vez asegurar que los casos auténticos no queden sin diagnosticar. Dada la "institucionalización" que ya tiene el TDAH (como diagnóstico oficial, reconocimiento como necesidad educativa especial, profesionales que lo tratan, asociaciones de afectados, etc), las Guías son necesarias, pero para desenmascarar los mitos e intereses creados a su costa y resituar el problema en su contexto que no es otro que el del aprendizaje y educación de la atención y la actividad en los niños, seguramente una tarea más difícil de lo que se pensaba, sobre todo, en el mundo de hoy.

Sin negar el problema, su solución no debiera ser a costa de "enfermar" a los niños. En vista de lo visto, habría que cuidar mucho, y todo celo aquí sería poco, acerca de que las Guías no estén "asesoradas" por expertos con intereses en el diagnóstico, lo que sería como si los lobos hicieran los cercados para las ovejas.

Recientemente, el Gobierno ha hecho pública la intención de actualizar la Guía de Práctica clínica sobre el TDAH del Ministerio de Sanidad, Política social e Igualdad a lo largo de este año 2014. Como experto en el tema, ¿qué cambios introduciría a fin de mejorar la versión actual?

Ante todo, habría que cambiar los "expertos" que asesoren y elaboren la Guía que pudieran tener intereses en "mejorar" la Guía. Cuanto más se parezca la guía al análisis crítico del Boletín de Información Farmacoterapéutica de Navarra titulado "Atentos al déficit de atención (TDAH): entre la naturaleza incierta y la prescripción hiperactiva", mejor será. Otra buena guía es la dirigida por el psiquiatra infantil británico Sami Timimi titulada "Mis-Understanding ADHD The complete guide for parents to aternatives to drugs".

Como ya sabe, la nueva Ley de Educación Española (LOMCE) contempla el TDAH dentro del grupo de niños con Necesidades Educativas Especiales, ¿qué implicaciones tiene su inclusión dentro de la Ley? ¿Cómo se explica usted que se haga mención expresa al TDAH a pesar de la controversia existente por la falta de evidencia científica con respecto a su existencia y que, sin embargo, la LOMCE no contemple expresamente otros como, por ejemplo, los trastornos del Espectro Autista?

Los políticos, empezando por el Parlamento Europeo, el Congreso de los Diputados de España, y ahora la LOMCE han tomado cartas en un asunto sub iúdice, decantándose por un lado de la controversia, el que al final resulta insostenible. Dejando aparte su buena intención, los políticos han optado por lo que creen "políticamente correcto", a expensas de lo que sería científicamente correcto, como mínimo, abstenerse de terciar en un tema que se habría de dirimir en un plano de revisión crítica y, como mejor, preocuparse por la posible patologización de la infancia. Esta decantación se debe, en mi opinión, al poderoso lobby farmacéutico, que supo y pudo influir en las decisiones políticas. Y ahora ahí tienes a los políticos y las políticas haciendo lo que en cierta manera no deja de ser el "trabajo sucio" de la industria, como lo pueda ser la propaganda y oficialización de un diagnóstico sin fundamento del que harán negocio.

En este libro se menciona el concepto de disease mongering o promoción de enfermedades aplicado al TDAH, ¿qué resultados persigue? ¿Cómo se relaciona con las iniciativas anteriores?

La expresión define una estrategia de marketing farmacéutico consistente, efectivamente, en promover enfermedades, tratando de convencer a gente que está esencialmente bien, de que está enferma, y a gente que está algo enferma de que está muy enferma, con el fin de buscar un mercado para un preparado. La expresión fue acuñada en 1992 por la periodista Lyn Payer, especializada en temas médicos, en su libro "Promotores de enfermedades: lo que hacen los médicos, las compañías farmacéuticas y las aseguradoras para que se sienta usted enfermo". La expresión tuvo un relanzamiento de parte del también periodista y académico con publicaciones en las principales revistas médicas Ray Moynihan, autor del libro "Vendiendo enfermedades". Esta estrategia no respeta ni a la infancia, tomada como "nicho" de expansión de medicamentos.

De acuerdo con el título del libro, ¿cómo se puede "volver a la normalidad"? ¿Qué papel puede jugar la Psicología en este sentido?

No es fácil volver a la normalidad, dada la armonía de intereses implicados en la patologización. Pero tampco es para resignarse, ni conformarse con libros desenmascaradores, por más que necesarios. La posible vuelta a la normalidad tiene varios frentes y niveles. Uno es el desmantelamiento de la "máquina del marketing" que, de acuerdo con Allen Frances, supone entre otras acciones acabar con las campañas de "sensibilización a la población" (so pretexto de concienciación y educación de la gente), acabar con el respaldo financiero por parte de la industria a sociedades de pacientes, así como a organizaciones médicas profesionales y a agencias de investigación y acabar también "con las fiestas, cenas, regalos promocionales y formación médica a doctores o estudiantes de medicina por la industria farmacéutica".

Hay otro nivel más básico, concerniente a la educación propiamente de la gente, empezando por los niños, en la dirección de promover un sentido de persona que enfatice la fortaleza y capacidad de recuperación en vez de la vulnerabilidad, el desvalimiento y el victimismo. La vuelta a la normalidad pasa por reasumir los problemas de la vida, como tales problemas, en vez de como supuestas enfermedades. El eslogan sería: "más hacerse cargo de la vida que victimarse". Es de esperar que el consumo inteligente llegue también al afrontamiento de los problemas normales de la vida.

Por su parte, la Psicología tiene un doble papel consistente en desvelar la patologización y predicar con el ejemplo. Si el primer papel lo representan los libros como el nuestro, mostrando que los problemas de la vida no por serlo son problemas psicológicos y que los problemas psicológicos no son enfermedades, el segundo se lleva a cabo en la propia práctica profesional. Se refiere, por ejemplo, a la "normalización de los problemas", como de hecho ya es usual en Psicología, que es tomarlos en serio y, a la vez, situarlos en el contexto de la propia vida como respuestas normales dadas las circunstancias. Se refiere también a la posibilidad de prestar ayuda sin sentirse obligado ni en la necesidad de emitir diagnósticos, definiendo el problema en sus propios términos. Los diagnósticos formales los necesitan los sistemas burocráticos para sus estadísticas, no tanto los propios pacientes, consultantes o usuarios, como no sea para informes y facturaciones. Lo que necesitan los clínicos son evaluaciones, valoraciones, análisis funcionales, "diagnósticos relacionales" y, en definitiva, discernir, distinguir y reconocer, que es lo que significa "diagnosis". Dentro de esto, acaso bastarían unas cuantas grandes distinciones "clásicas", no superadas, relativas a problemas neuróticos, psicóticos, del desarrollo de la personalidad, de acuerdo con Sami Timimi en su entrevista en Infocop (http://www.infocop.es/view_article.asp?id=5225). Los consultantes requieren, a veces, un diagnóstico que, por lo demás, puede ser "tranquilizador" y hasta terapéutico y que el clínico no tendría dificultad en proporcionar e integrar en la ayuda que presta. Un clínico puede ser "ateo" de los diagnósticos y utilizarlos cuando sea requerido, del mismo modo que si fuera ateo propiamente dicho respetarías las creencias religiosas de sus clientes, incluyendo su posible contribución a la ayuda.

Para finalizar, ¿le gustaría añadir algún otro comentario?

No son infrecuentes críticas al TDAH señalando que el problema con él es el posible "sobrediagnóstico", cuando el problema es, en realidad su entidad. Se suele señalar también que el TDAH requiere un abordaje "multidisciplinar", convocando a pediatras, neurólogos, psiquiatras, psicólogos, pedagogos. Por sensato que parezca semejante abordaje, en este caso, no hace sino acumular "datos", de los que "sacar tajada". De nuevo, la cuestión es de entidad. No si se diagnostican demasiados "endemoniados", porque solamente unos pocos los auténticos, sino qué entidad es ésa, qué se quiere decir con esa etiqueta y qué problemas refiere.

Ver artículo: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=5324

miércoles, 25 de noviembre de 2015

MEDITACION Y NEUROCIENCIAS

 
Que los estados mentales son estados cerebrales parece poco discutible: nuestras actividades mentales sólo son funciones cerebrales, redes neuronales. El dualismo mente-cuerpo, además de carecer de apoyo empírico, es una hipótesis que va contra la regla de oro del método científico: no multiplicar innecesariamente los entes, las causas, para explicar los fenómenos. Nuestra mente es la función de un órgano, de un sistema, el cerebro.

Las resistencias dualistas proceden tanto de las viejas creencias religiosas y metafísicas como de la experiencia cotidiana subjetiva. Como somos conscientes de nuestras ideas y sensaciones, pensamos que tienen algún tipo de realidad ajena a lo material. Nos resulta muy extraño comprender que el significado de una palabra, una imagen o un recuerdo sólo sean conexiones sinápticas. Cuestión de perspectiva. Cuestión de tiempo. Hace siglos se consideraba ridículo defender el heliocentrismo porque parecía obvio que no nos movíamos.

En pocas décadas estas resistencias dualistas están cediendo. O los dualistas se han convencido de su error o han desarrollado una versión sofisticada que encaje con las investigaciones actuales de la neurociencia. Esta versión diría que el cerebro y el alma trabajan en paralelo, o algo parecido. Así que en la práctica habría que explorar el cerebro, sea uno materialista o dualista sofisticado.

Hace décadas que estudiamos la localización de las funciones mentales básicas, como el lenguaje, el razonamiento, la percepción o la memoria. Los daños en un área determinada del cerebro implican el mal funcionamiento de una o varias operaciones mentales. Las lesiones han revelado mucha información. Al mismo tiempo, la aplicación de técnicas de neuroimagen nos muestra qué estructuras están activadas mientras ejecutamos una tarea. La precisión de estas técnicas nos ofrece la posibilidad de analizar procesos complejos.

Las aplicaciones de los descubrimientos de las neurociencias a la educación son cada vez más frecuentes. Como ha ocurrido siempre en la ciencia, las ideas útiles pueden venir del campo menos pensado. En la revista Investigación y Ciencia (enero 2015), aparece publicado un artículo titulado "En el cerebro del meditador", escrito por Mathieu Ricard, monje budista con formación en biología celular, Antoine Lutz, investigador en neurobiología de la meditación, y Richard J. Davidson, experto en neuroimagen y comportamiento. Los autores han estudiado los cambios cerebrales que producen la contemplación y las técnicas de meditación.

En 2005 el líder del budismo tibetano fue invitado por la Sociedad de Neurociencia para dar un discurso en su reunión anual, en Washington D.C. Aunque muchos científicos protestaron, el dalái lama planteó una pregunta muy interesante. "¿Qué relación podría haber entre el budismo, una antigua tradición filosófica y espiritual de la India, y la ciencia moderna?". Ya con anterioridad había promovido la creación del Instituto de Mente y Vida, dedicado al estudio de la ciencia contemplativa. Y el año 2000 propuso a los científicos que analizaran la actividad cerebral de los meditadores budistas expertos.

Los ejercicios de meditación parece que aportan beneficios: ayudan a reducir el estrés, la depresión, o el dolor crónico. La meditación proporciona tranquilidad y sensación de bienestar general. Los escépticos siempre han dudado de los efectos reales de estas técnicas espirituales. Ahora, con la comparación de la actividad cerebral de meditadores expertos y no meditadores, los científicos han podido constatar los cambios fisiológicos concretos que produce la meditación: reorganiza las conexiones de los circuitos cerebrales.

En el artículo se mencionan tres formas de meditación: atención focalizada, consciencia plena y compasión. Estos tipos de meditación son practicados, nos dicen, en colegios y hospitales de todo el mundo. Los investigadores han analizado los estados cerebrales asociados al ejercicio de atención focalizada, que consiste en centrar la mente en la respiración, evitando la distracción. En el proceso intervienen diferentes áreas de la corteza prefrontal medial, del giro cingulado posterior, etc. El resultado obtenido es claro: los meditadores expertos mostraban una mayor actividad en esas zonas que los novatos. Pero los más experimentados de todos exhibían un poco menos de actividad que los expertos. Esto significa que sus redes neuronales pueden ejecutar la tarea con menos esfuerzo, de forma más automática.

También analizan los efectos de la consciencia plena, que consiste en desarrollar un estado mental "que responda de forma menos visceral a las emociones, pensamientos y sensaciones." Los sujetos que practican este tipo de meditación mejoran en el proceso de la atención sensorial. Si te muestran dos estímulos muy seguidos, al fijarte en el primero ya no percibes el segundo. Los que han meditado sí consiguen ver el segundo. Se modifica la intensidad de la respuesta al primer estímulo. Esta distribución de la atención es útil para los tratamientos del dolor. 

Por último, el estudio de los efectos neuronales de la tercera forma de meditación, la compasión y la benevolencia, revela que los meditadores expertos presentan mayor actividad cerebral en las áreas encargadas de la empatía, las cortezas somatosensorial e insular. Puede ser muy interesante para la educación saber cómo mejorar el control de la atención y la empatía.

Por Juan Carlos González García
 


martes, 17 de noviembre de 2015

La escucha de música con mindfulness: nueva terapia en la depresión

 
 
La depresión es uno de los problemas de salud mental más comunes. Aunque la terapia con medicamentos y terapia cognitivo-conductual siguen siendo los tratamientos más populares y eficaces, intervenciones alternativas, como escuchar música con atención plena de la atención plena han ganado terreno como una posible intervención. La investigación sobre el intervenciones que utilizan la práctica de mindfulness o atención plena al escuchar música se están mostrando como muy eficaces en el tratamiento de la depresión.
 
En un artículo publicado en la revista "Journal of Creativity in Mental Health", Kristen J. Eckhardt  y Julie A. Dinsmore proponen una intervención combinada llamada "Escuchar música con atención consciente", durante la cual las personas con depresión usan la atención consciente  mientras escuchan música de  modo que etiquetan, discuten o rotulan sus emociones para aprender a manejarlas. Como posibles ventajas, los autores indican que la persona desarrolla una mayor auto-conciencia, una mejor regulación emocional, y un mejor vínculo terapeuta-cliente.
Si se desea más información puede consultar el artículo en el siguiente vínculo

Ver artículo: http://www.respiravida.net/investigaciones/musica-mindfulness

lunes, 16 de noviembre de 2015

La meditación mindfulness reduce el dolor mejor que el placebo

Es un 16% más efectiva, demuestra un estudio realizado en EEUU.
 
Científicos del Wake Forest Baptist medical Center de EEUU han descubierto que la meditación mindfulness reduce el dolor de manera más efectiva (un 16% más) que el placebo. También se ha comprobado que esta técnica meditativa activa respuestas cerebrales distintas a las que activa el placebo, lo que ayuda a que las sensaciones dolorosas "se desvanezcan".
 

 
Científicos del Wake Forest Baptist Medical Center de EEUU han descubierto que la meditación mindfulness reduce el dolor de manera más efectiva que el placebo. El mindfulness consiste en centrar la atención continuamente en la respiración, las sensaciones corporales y el contenido mental, mientras se está sentado, se camina o se practica yoga.
 
El hallazgo resulta significativo porque normalmente se demuestra la eficacia de los tratamientos clínicos y farmacológicos en ensayos controlados con placebo.
 
La investigación mostró que los participantes del estudio que practicaron el mindfulness notaron un mayor alivio del dolor que aquellos a los que se les suministró el placebo.
 
Además, escáneres cerebrales realizados mostraron que este tipo de meditación producía patrones de actividad cerebral muy distintos a aquellos que provocaba un placebo aplicado para reducir el dolor.
 
Para la investigación se utilizó por tanto un enfoque de dos vías: por un lado, se evaluó el dolor de los participantes y, por otro, se registraron las imágenes de sus cerebros. El objetivo era determinar si la meditación mindfulness es simplemente un efecto placebo.
 
"Estábamos completamente sorprendidos por los resultados", afirma el neurobiólogo Fadel Zeidan, autor del estudio. "Aunque pensamos que habría cierto solapamiento en las regiones cerebrales entre meditación y placebo, los resultados de este estudio aportan nuevas evidencias objetivas de que la meditación mindfulness reduce el dolor de una manera única", añade en un comunicado del Wake Forest Baptist Medical Center.
 
Características de la investigación
 
En el estudio participaron 75 personas sanas, sin dolor, que fueron asignadas por azar a uno de estos cuatro grupos: el que practicó el mindfulness, un grupo que practicó una "meditación placebo" o falsa, otro grupo al que se le suministró un placebo en forma de crema analgésica (en realidad era vaselina), y un grupo de control.
 
El dolor fue inducido a los voluntarios con una sonda térmica que calentó una pequeña área de su piel hasta los 49ºC. Este es un nivel de calor que la mayoría de la gente encuentra muy doloroso.
 
Los participantes evaluaron a continuación la intensidad del dolor que habían sentido (sensación física) y su respuesta emocional a él. Además, sus cerebros fueron sometidos a escáneres, en concreto, a una técnica conocida como imágenes de resonancia magnética (RM) de perfusión por marcado arterial de spin (Arterial Spin Labeling ASL). Estos escáneres se hicieron antes y después de las intervenciones por grupo, que duraron cuatro días.
 
Resultados obtenidos
 
El grupo de meditación mindfulness informó de una reducción en la intensidad de su dolor de un 27%, así como de una reducción del 44% en la respuesta emocional al dolor. En comparación, la crema placebo redujo la sensación de dolor en un 11% y el aspecto emocional del dolor en un 13%.
 
Además, "las imágenes pro resonancia magnética mostraron por primera vez que la meditación mindfulness producía patrones de actividad cerebral diferentes a los producidos por la crema placebo", señala Zeidan.
 
Efectos en el cerebro
 
En concreto, este tipo de meditación redujo el dolor gracias a que activaba regiones cerebrales (la corteza orbitofrontal y el córtex del cíngulo anterior) relacionadas con el autocontrol del dolor; mientras que la crema placebo lo hizo gracias a una reducción en la actividad cerebral de las áreas de procesamiento del dolor (la corteza somatosensorial secundaria).
 
Otra región del cerebro, el tálamo, se desactivó durante la meditación mindfulness, pero se activó bajo todas las demás condiciones. Esta región del cerebro sirve como puerta de entrada a la información sensorial a los centros superiores del cerebro. Así que, al desactivar el tálamo con el mindfulness las señales sobre el dolor simplemente se desvanecieron, asegura Zeidan.
 
Menos dolor físico y emocional
 
Por otra parte, el mindfulness también fue significativamente superior en la reducción de la intensidad del dolor y de la respuesta emocional al dolor que la meditación placebo.
 
El grupo que hizo meditación "falsa" presentó una disminución relativamente pequeña en la intensidad del dolor (del 9%) y en la respuesta emocional al dolor (24%). Esto último sugiere que la meditación placebo puede haber reducido el dolor gracias simplemente al efecto de relajación que provoca.
 
Zeidan y su equipo concluyen que los resultados generales demuestran que 20 minutos de meditación mindfulness podrían mejorar el tratamiento del dolor en un entorno clínico; aunque señalan que, dado que el estudio se hizo con personas sanas, no saben si esta meditación podría funcionar con personas que padecen verdadero dolor o dolor crónico.
 
Lo que sí que se ha probado, sin embargo, es que el mindfulness puede ayudar a pacientes que sufran enfermedades inflamatorias crónicas, como la artritis reumatoide, la enfermedad inflamatoria intestinal o el asma. Esto se demostró en un estudio de 2013 realizado por neurocientíficos de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU). También se ha comprobado que el mindfulness puede aliviar el dolor anímico, esto es, los síntomas de la depresión.
 

viernes, 13 de noviembre de 2015

Meditar puede ser tan efectivo como medicarse para combatir la depresión


Londres, 30 nov (EFE).- Meditar puede resultar tan efectivo o más que medicarse para hacer frente a la depresión, según un estudio realizado por la Universidad de Exeter (Reino Unido).

El estudio se ha basado en técnicas de meditación budista y su resultado es un tratamiento bautizado como "terapia cognitiva basada en la plena consciencia" (MBCT por sus siglas en inglés), que propone una alternativa natural a los antidepresivos químicos.
 
La meditación propone a los pacientes centrarse en su existencia presente, en vez de obsesionarse con el pasado y el futuro, afirmó el profesor Willem Kuyken, director del estudio, que publica este lunes la revista "Journal of Consulting and Clinical Psychology".

Kuyken, que trabaja en el Centro de Trastornos de la Conducta de la Universidad de Exeter, explicó que se escogió a dos grupos de personas con un largo historial depresivo, a uno de los cuales se trató con los medicamentos habituales y al otro con la terapia zen.

Ambos tratamientos se prolongaron durante ocho semanas, tras las cuales se dejó pasar un periodo de 15 meses al término del cual se constató que un 60% de quienes se trataron con antidepresivos habían recaído, frente a un 47% de recaídas entre quienes habían meditado.

El profesor Kuyken señaló que los antidepresivos "funcionan mientras se toman y son muy eficaces a la hora de reducir los síntomas de la depresión", pero añadió que "cuando la gente deja de tomarlos se es extremadamente vulnerable a una eventual recaída".

"La terapia MBCT propone un enfoque diferente; enseña a la gente habilidades prácticas. Lo que hemos demostrado con este estudio es que, cuando los pacientes se esfuerzan, estas habilidades de meditación les ayudan a mantenerse en buenas condiciones", aseguró.

Para Kuyken, se trata "de una opción viable para buena parte de las personas con esta enfermedad" y abre una vía mucho menos costosa para los servicios sanitarios, que podrían rebajar su factura farmacéutica y podrían tratar a más pacientes a la vez.

El estudio ofrece el testimonio de Di Cowan, un profesor de matemáticas de 53 años que tomó antidepresivos durante 15 años antes de unirse al grupo de meditación objeto del estudio.

Cowan explica que practica técnicas de meditación cuatro o cinco días a la semana, que le han ayudado "inmensamente".

"Me han procurado la capacidad para levantarme frente a cosas que antes me habrían derribado, pensar en cómo superarlas y obtener una solución para seguir adelante", indicó este paciente.

Ver artículo: http://www.respiravida.net/investigaciones/meditar-puede-ser-tan-efectivo-como-medicarse-para-combatir-la-depresion


martes, 3 de noviembre de 2015

SIEMPRE ME FIJO EN LOS HOMBRES QUE PASAN A MI LADO


Hombres que llevan a sus hijos de la mano escuchando atentamente sus historias, hombres empujando carricoches sonriendo como ositos, hombres tiernos, pacientes, juguetones, hombres suaves por dentro con aspecto de vikingo furibundo, hombres toscos y peludos con miradas derretidas de ternura, hombres empujando columpios con paciencia inagotable.....Cuàntos hombres  amorosos nos rodean expresando esa ternura masculina que también sostiene el mundo!
 
En este momento en el que la realidad informativa suplanta la experiencia directa creando una visión amplificada de lo trágico, lo oscuro, lo violento o lo corrupto,donde se queda sepultada toda la benevolencia silenciosa , cotidiana e inocente que es la mayoría de la vida, donde los besos, los abrazos y sonrisas, los detalles de apoyo cotidiano nunca salen en la prensa, y donde los hombres son tantas veces protagonistas de noticias de maltratos, vejaciones y violencia, me gusta fijarme en estos hombres que pasan por la calle.

Les suelo mirar para grabarlos en mi mente, para agradecer todo lo bueno que ya existe en este mundo y que nunca sale en los periódicos. La ternura es silenciosa . Como la luz del sol y las estrellas.

Inmaculada Vallina González
Noviembre 2015