A los niños se les debe permitir que se aburran para que puedan desarrollar su capacidad innata de ser creativos.
Teresa
Belton, investigadora de la Universidad de Educación y Aprendizaje
Permanente de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, le dijo a
la BBC que las expectativas culturales de que los niños deben estar
siempre activos podrían obstaculizar el desarrollo de su imaginación.
Belton
se reunió con la escritora Meera Syal y con el artista Grayson Perry
para analizar cómo el aburrimiento había ayudado a su creatividad cuando
eran niños.
Syal dijo que aburrimiento la instó a escribir, mientras que Perry dijo que es un “estado creativo”.
Belton conversó con varios autores, artistas y científicos para descubrir los efectos del aburrimiento.
Así, escuchó los recuerdos de Syal en una pequeña aldea minera en la que creció con pocas distracciones.
Belton
asegura: “La falta de cosas que hacer la impulsó a hablar con gente que
de otra forma no habría conocido y probar actividades que no habría
hecho en otras circunstancias, como hablar con vecinos ancianos o
aprender a hornear pasteles”.
“El aburrimiento se asocia con
frecuencia a la soledad y Syal pasó horas de su vida, durante su
infancia, mirando a través de la ventana por campos y bosques, viendo el
cambio de clima y las estaciones”.
“Pero lo más importante es que
el aburrimiento la hizo escribir. Llevaba un diario desde que era muy
joven, lo llenó con sus observaciones, cuentos, poemas y diatribas. Y
ella atribuye a estos inicios el que se convirtiera más tarde en una
escritora”.
Reflexión
La comediante, ahora escritora, señala: “La soledad forzada acompañada de una página en blanco es un estímulo maravilloso”.
Pero
Perry cree que el aburrimiento también era beneficioso para los
adultos: “A medida que me hago mayor, agradezco la reflexión y el
aburrimiento. El aburrimiento es un estado muy creativo”.
Y la
neuróloga y experta en el deterioro del cerebro Susan Greenfield, quien
también habló con Syal, hizo referencia a su infancia en una familia con
poco dinero y sin hermanos hasta los 13 años.
“Ella se entretenía felizmente inventando historias, haciendo dibujos de sus historias y yendo a la biblioteca”.
Belton,
experta en el impacto de las emociones en el comportamiento y el
aprendizaje, dice que el aburrimiento puede ser una “sensación incómoda”
y que por ello la sociedad ha “desarrollado la expectativa de estar
constantemente ocupado y estimulado”.
Pero advierte que ser creativo “implica ser capaz de desarrollar un estímulo interno”.
“La naturaleza aborrece el vacío y nosotros lo tratamos de llenar”, dijo.
“Algunos
jóvenes que no cuentan con los recursos interiores o las respuestas
para hacerle frente a ese aburrimiento de forma creativa, terminan
destrozando las paradas de autobús o dando vueltas en auto”.
Cortocircuito
La
académica, quien previamente había estudiado el impacto de la
televisión y los videos en la escritura de los niños, dice: “Ahora,
cuando los niños no tienen nada que hacer, de inmediato encienden el
televisor, la computadora, el teléfono o algún tipo de pantalla. El
tiempo que pasan frente a estas cosas se ha incrementado”.
“Pero
los niños necesitan tener tiempo para ‘no hacer nada’, tiempo para
imaginar y perseguir sus propios procesos de pensamiento o asimilar sus
experiencias a través del juego o simplemente observar el mundo que les
rodea”.
Ese es el tipo de cosa que estimula la imaginación,
agrega, mientras que la pantalla “tiende a hacer un cortocircuito en ese
proceso y el desarrollo de la capacidad creativa”.
Syal añade: “Uno empieza a escribir porque no hay nada que probar, nada que perder, nada más que hacer”.
“Es muy liberador ser creativo no por otra razón que no sea dejarse llevar y matar el tiempo”.
Belton concluye: “Por el bien de la creatividad tal vez tenemos que reducir la velocidad y desconectarnos de vez en cuando”.
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