Hay muchas buenas razones para vivir el momento presente.
Interesante texto de Alberto D. Fraile Oliver, director de la revista Namasté y practicante de Mindfulness
Todos
tenemos el deseo de vivir el momento presente, porque tenemos recuerdos
de los momentos de la vida en que vivimos el presente intensamente,
como cuando nos enamoramos, o al dar a luz. Es posible redescubrir ese
sentimiento otra vez - por ejemplo, lo sentimos cuando paseamos por el
bosque y nos damos cuenta de repente de que hay algo más, algo
diferente. Al alcanzar este estado mental, volvemos a nuestra esencia de
nuevo.
Nos cuesta tanto vivir el momento también por motivos biológicos. Tenemos un cerebro neolítico controlado por los impulsos de "escapar, luchar o paralizarnos"
- y esta parte tan antigua de nuestro cerebro aún está activa. Estamos
diseñados para estar atentos constantemente, para evitar ser devorados.
A
través de la técnica Mindfulness, entrenamos a nuestro cerebro a
enfrentarse a la situación presente sin escapar, sin huir. Esto sucede
sobre todo cuando la actividad cerebral se traslada del lóbulo frontal
derecho al izquierdo, que tiene que ver con la creatividad, la paz y la
felicidad.
Otro
motivo por el que hemos perdido la capacidad de escuchar a nuestras
señales, a nuestro propio cuerpo, es que seguimos una serie de reglas
impuestas por el mundo exterior, por ejemplo en torno a nuestra salud.
Escuchamos constantemente los consejos de otros sobre cómo vivir, dormir
y comer, en lugar de escuchar lo que nuestro cuerpo nos dice realmente.
Hemos llegado a creer que nuestros recursos, sabiduría e inteligencia
están fuera de nosotros, pero esto se aleja mucho de la realidad.
Cuando
no estamos presentes en el momento, nuestras relaciones están
controladas por nuestras expectativas, en lugar de abordar lo que
realmente es. Una relación de dos personas que no están presentes es
como dos aspiradoras enfrentadas: cada una intenta llenar su vacío, con
lo que ambas se están chupando la energía y acaban exhaustas. Cuando
estamos presentes en el ahora, nos percibimos mejor a nosotros mismos,
con lo que podemos tomar responsabilidad por nuestros propios
sentimientos en lugar de echar la culpa a otro. Al soltar los juicios y
las expectativas, se abren un montón de posibilidades nuevas. Esto
también es aplicable al aspecto erótico de una relación, en la que los
hábitos y las rutinas pueden romperse a favor de una manera más
explorativa de descubrirse al uno al otro.
La
técnica Mindfulness es un entrenamiento de la consciencia, pero también
supone ejercitar la habilidad de soltar el control mental habitual,
para estar sencillamente con lo que es. Estás entrenando a tu cerebro y
por tanto, abriéndote a una mayor creatividad. Al mismo tiempo, estás
desarrollando confianza en tu sabiduría interior, permitiéndote pensar
con mayor amplitud de miras. Esto nos da acceso a muchos recursos y
automáticamente surgen de nuestro interior nuevas formas de creatividad.
Para mí, esta técnica ha puesto a mi disposición un contacto con mi ser
interno. Soy humano y me influye lo que pasa en la vida, pero mi
felicidad ya no depende de circunstancias externas. Puedo describirlo
como un sentimiento de que la vida está de mi parte, aun en medio de la
adversidad o de las crisis. La práctica del Mindfulness me da una
profunda paz interior y sensación de conexión.
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