ALIMENTACIÓN Y SALUD
Consuelo Vázquez Picos – Médico Homeópata, Terapeuta Ortomolecular y Terapia Floral
El acto de alimentarse buscando un equilibrio que nos conecta con un
estado de salud óptimo, tiene mucho de sentido común. Sentido común que
parece se nos ha olvidado y se diluye entre la multitud y controvertidas
normas dietéticas actuales.
Basándonos en él, deberíamos:
-
Alimentarnos con alimentos naturales de nuestro entorno, seleccionando
los de la estación o en todo caso, los de un clima parecido al nuestro,
lo que nos sitúa en una actitud ecológica – natural.
- Alimentarnos en las proporciones adecuadas
- Cocinar y masticar los alimentos debidamente
Este
citado sentido común, nos hace reflexionar ante el axioma: “Somos lo
que comemos”, para valorar ese aspecto energético que acompaña y
constituye un todo, con las propiedades bioquímicas de los alimentos. Es
lo que podemos llamar ENERGÍA VITAL del alimento, que depende del
ambiente en que vive y se desarrolla el mismo.
Podemos entenderlo comparando los alimentos de origen animal, con los de origen vegetal:
-
Consumiendo alimentos animales se produce un efecto de contracción en
el cuerpo; los órganos internos se contraen, se hacen más cerrados, la
piel se seca con más facilidad y tendemos a sentirnos más duros y menos
flexibles, lo que se traduce en una conducta más focalizadora, testaruda
y agresiva, con más preocupación por el mundo material.
-
Consumiendo alimentos vegetales, nuestra mente se muestra más tranquila
y pacífica, pues su efecto es expansivo, lo que nos acerca más a un
interés por el mundo espiritual.
Debemos buscar un equilibrio dinámico entre los alimentos expansivos y
contractivos, lo que nos ayudará a encontrar ese equilibrio entre
nuestro cuerpo – mente – alma.
Bibliografía: “El equilibrio a través de la alimentación” – Olga Cuevas Fernández
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