miércoles, 17 de diciembre de 2014

Un programa de mindfulness de 8 semanas aumenta la inmunidad en personas con VIH

Respira vida
Según un estudio realizado por la Fundación de Lucha contra el Sida y la Unidad VIH del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol que ha sido publicado recientemente, la calidad de vida, el estrés psicológico y los síntomas de depresión y de ansiedad mejoraron de forma significativa en un grupo de personas con diagnóstico de larga duración de VIH que siguió el `programa mindfulness comparándolo con el grupo de control. Además, durante el seguimiento, estas personas también tuvieron un incremento significativo en su recuento de células CD4, fundamentales en la evolución de la infección por VIH.
 
Según los autores y teniendo en cuenta las limitaciones del estudio, como el hecho de que habría que ver si los beneficios observados se pueden mantener a largo plazo, los buenos resultados obtenidos sugieren que un programa cognitivo basado en el mindfulness puede ayudar a promover un envejecimiento mucho más saludable en las personas con VIH, así como en la población general.
 
Para más información se puede visitar el siguiente enlace:

Una intervención innovadora basada en la meditación mejora la calidad de vida en personas con VIH.
 
Hoy en día, en los países occidentalizados, las necesidades de las personas con VIH son diferentes de las de los primeros tiempos de la epidemia. Los afectados que fueron diagnosticados hace ya muchos años deben afrontar desafíos que amenazan su capacidad para envejecer de forma saludable: están sometidos al desgaste de la infección, los efectos secundarios de los tratamientos y, en bastantes casos, a otras infecciones crónicas como las hepatitis y/o las enfermedades propias del envejecimiento.
 
De hecho, las personas con VIH pueden sufrir lo que se denomina envejecimiento prematuro, debido a que sus sistema inmunitario está permanentemente activado para poder combatir los efectos del virus, provocando una inflamación generalizada que tendría efectos nocivos sobre el organismo. Esto hace que muchos de ellos sufran problemas de salud propios del envejecimiento con más frecuencia y a una edad más joven que la población general, como problemas cardiovasculares, cánceres o deterioro cognitivo. La cronificación de la infección y el consecuente envejecimiento de las personas con VIH hacen necesario un abordaje integral y multidisciplinario, incluyendo aspectos médicos, psicológicos y sociales.
 
Por otra parte, y tal como demuestran otros estudios, los niveles de estrés y los síntomas depresivos tienen una repercusión directa sobre la calidad de vida de las personas y sobre su estado inmunológico. Parece pues evidente que un buen estado emocional repercute positivamente en el estado del sistema inmunitario, convirtiéndose en un aspecto clave para combatir cualquier enfermedad.
 
En este contexto, la revista AIDS & Behaviour publica en su último número un artículo donde se muestran los resultados de un estudio en que se evaluaron los efectos de un programa de terapia cognitiva basada en el mindfulness sobre la calidad de vida, el estado emocional y el estado inmunológico de personas con VIH diagnosticadas antes de 1996 (antes de la llegada de los fármacos antirretrovirales de gran eficacia) y en terapia antirretroviral durante un mínimo de 5 años. Participaron 40 personas: la mitad siguió el programa y el resto, el grupo de control, continuó con el seguimiento rutinario. La investigadora principal del estudio es la Dra. Carmina R. Fumaz, psicóloga de la Fundación Lucha contra el Sida y la Unidad VIH del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol.
 
Mindfulness, traducido como "atención plena" o "conciencia plena", es la capacidad de estar presente momento a momento en cada experiencia de la vida cotidiana, conectado de manera consciente con el presente. Muchas veces, nuestra mente tiende a funcionar en un modo que podríamos llamar "piloto automático", sin prestar atención a las experiencias. Con una disciplina o práctica similar a la meditación, se quiere conseguir cambiar desde este modo piloto automático al de atención plena. En este segundo modo de funcionamiento mental, a diferencia del primero, podremos aprender a acoger las emociones, los pensamientos y los sentimientos que surgen de nuestra experiencia sin juzgarlos, siendo más compasivos con los demás y, sobre todo, con nosotros mismos, consiguiendo de esta manera una cierta paz interior.
 
La intervención que se llevó a cabo en el estudio, siempre supervisada por un psicólogo con experiencia en la aplicación de las técnicas basadas en el mindfulness, consistía en la asistencia a clases de dos horas y media a la semana durante ocho semanas. Además, se daban a los participantes deberes para hacer en casa para practicar lo aprendido en clase con la ayuda de apuntes y compact discs que incluían instrucciones para realizar sesiones de meditación, yoga y ejercicios cognitivos.
 
Los resultados del estudio muestran que la calidad de vida, el estrés psicológico y los síntomas de depresión y de ansiedad mejoraron de forma significativa en el grupo que siguió el programa mindfulness comparándolo con el grupo de control. Además, durante el seguimiento, estas personas también tuvieron un incremento significativo en su recuento de células CD4, fundamentales en la evolución de la infección por VIH.
 
Teniendo en cuenta las limitaciones del estudio, como el hecho de que habría que ver si los beneficios observados se pueden mantener a largo plazo, los buenos resultados obtenidos sugieren que un programa cognitivo basado en el mindfulness puede ayudar a promover un envejecimiento mucho más saludable en las personas con VIH, así como en la población en general.
 


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