miércoles, 15 de mayo de 2013

La atención plena te recuerda lo que se supone que deberías estar haciendo, y trae tu mente de vuelta constantemente al momento presente….

 
 
La atención plena te recuerda lo que se supone que deberías estar haciendo, y trae tu mente de vuelta constantemente al momento presente….
 
​Durante la meditación, tu atención se dirige hacia una sola cosa en cada momento… un pensamiento, un sentimiento, o una sensación. Cuando la atención se dispersa o se desenfoca, tú, amablemente, aplicas la atención plena para redirigir la atención hacia el momento presente. Es completamente natural que la mente vagabundee, que tus emociones fluctúen, o que las sensaciones de tu cuerpo se hagan incómodas o te distraigan. Es lo que haces con tu estado mental y emocional en esos momentos lo que marca la diferencia.

 
​La atención plena te permite darte cuenta de que tu mente se dispersa, de que la ansiedad es abrumadora, o que el dolor de tu espalda es desagradable. Más allá de encontrarte fundido o atrapado en esas experiencias, la atención plena te permite darte cuenta de ellas. De este modo, la atención plena trae a tu mente de vuelta constantemente al momento presente, liberándote del diálogo interno y de los juicios de “lo bueno” y “lo malo”, o de cualquiera de tus pensamientos, emociones o sensaciones. Es la pura consciencia.
 
​Considera cómo puede ser de persistente la distracción de algunos de tus pensamientos, emociones y sensaciones. Reflexiona durante un momento sobre cómo de convincentes pueden ser acerca de los que es “verdad” o de “cómo son las cosas”. La atención plena te permite desenredarte de la sujeción de esta falsa sensación de realidad, dar un paso hacia atrás y separarte de la fusión con tus conceptos de ti mismo, y observar la realidad con una mayor apertura y aceptación. Centra tu mente consciente con mucha más persistencia y práctica que esos pensamientos, sentimientos y sensaciones que intentan convencerte de sus mensajes.
 
Considera cuánto tiempo te ha llevado en tu vida llegar a estar rigurosamente convencido de la validez inherente de tus pensamientos, sentimientos y sensaciones cuando surgen. Inicia un nuevo viaje hacia una visión de las experiencias de tu vida con apertura, curiosidad y aceptación… y sin juicios. Más allá de asumir que esos pensamientos son “verdaderos” en el momento en que ellos surgen en tu mente, percíbelos, observa todas las partes de ellos, y cuestiónalos. Date cuenta de lo diferente que comienzas a sentirte a medida que eliminas la parálisis que ocasiona el estar fundido con tu experiencia.
 
 Laura Schenck, especialista en Atención Plena (Mindfulness)

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